viernes, 17 de mayo de 2019

Arzobispo de Monterrey será responsable de los asuntos económicos del CELAM

Arzobispo de Monterrey será responsable de los asuntos económicos del CELAM

POSTED ON MAYO 17, 2019 BY 

  • La XXXVII Asamblea de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano reúne a más de 70 personas entre los que figuran los presidentes de las Conferencias Episcopales de los países de América Latina y el Caribe.
En el marco de la XXXVII Asamblea General Ordinaria de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano (CELAM) se efectuaron las elecciones para la renovación de los cargos de la presidencia del organismo episcopal. Corresponderá dirigir el Consejo de Asuntos Económicos al arzbispo de Monterrey y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Mons. Rogelio Cabrera López.
De acuerdo con los estatutos del CELAM, este Consejo forma parte de las oficinas constitutivas del organismo de obispos. De naturaleza administrativa, tiene por objetivo velar por el patrimonio con todas las atribuciones y responsabilidades que su oficio requiere y de conformidad con las normas canónicas pertinentes.
Entre las principales responsabilidades del arzobispo de Monterrey, serán la de formular los presupuestos generales anuales del CELAM además de cuidar el desarrollo y la ejecución del presupuesto y la aplicación de la normatividad eclesiástica y civil.
Le corresponderá la revisión de los libros de contabilidad además de la presentación de los informes económicos de períodos anteriores. La dirección del Consejo, en el cuatrienio anterior 2015-2019, correspondió al cardenal José Luis Lacunza Maestrojuan, obispo de David, Panamá. Rogelio Cabrera López asumirá las responsabilidades económicas para el cuatrienio 2019-2023. La principal fuente de ingresos del CELAM, según sus disposiciones internas, son las cuotas de las Conferencias Episcopales mismas que contribuyen en la medida de sus posibilidades al sostenimiento de los servicios prestados por el organismo de obispos latinoamericanos.
De igual forma fue electo presidente del CELAM, el arzobispo de Trujillo, Perú, el franciscano Héctor Miguel Cabrejos Vidarte (1948) quien es pastor de ese arzobispado desde 1999. Sucede en el cargo al cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia.
La secretaría recayó en el actual auxiliar de Cali, Colombia, Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro sucediendo al mexicano Juan Espinoza Jiménez, obispo auxiliar de Morelia. También se renovaron las dos vicepresidencias que serán desempeñadas por el arzobispo de Sao Paolo, Mons. Odilio Pedro Scherer y al cardenal Leopoldo José Brenes, arzobispo de Managua.
Después de la asamblea ordinaria donde se renovaron los cargos, el CELAM tendrá la responsabilidad de realizar un Plan Global cuatrienal de trabajo en cumplimiento de los encargos, directrices y otras conclusiones de la Asamblea Ordinaria.
De acuerdo con la información de prensa, la XXXVII asamblea está integrada por más de 70 personas entre los que figuran los presidentes de las Conferencias Episcopales de los países de América Latina y el Caribe, un delegado de cada uno de los episcopados, los integrantes de la presidencia del CELAM y los presidentes de los departamentos y responsables de los centros adscritos a su labor pastoral. La Asamblea General Ordinaria se realiza del 13 al 18 de mayo en Tegucigalpa, Honduras.
Desde este blog deseamos a Mons. Cabrera López un fecundo ministerio de servicio para bien de la Iglesia que peregrina en Latinoamérica. Enhorabuena!
Con Información de Religión Digital/Guillermo Gannini

martes, 7 de mayo de 2019

[boff] Ecología en fragmentos: todo está relacionado con todo (20190505)

Ecología en fragmentos: todo está relacionado con todo

 La ecología se ha transformado en el contexto general de todos los problemas, proyectos oficiales y privados. A ella está ligado el futuro de nuestro planeta y de nuestra civilización. De donde se deriva su importancia ineludible. O cambiamos de manera de habitar la Casa Común o podemos conocer situaciones ecológicas y sociales dramáticas, dentro de no mucho tiempo. Aquí van fragmentos de un discurso ecológico, parte de un Todo más grande y vasto.
1. La irracionalidad de nuestro estilo de vivir
El modelo de sociedad y el sentido de la vida que los seres humanos han proyectado para sí, por lo menos en los últimos 400 años, están en crisis.
Este modelo nos hacía creer que lo importante es acumular gran número de medios de vida, de riqueza material, de bienes y servicios a fin de poder disfrutar de nuestro corto paso por este planeta.
Para realizar este propósito nos ayudan la ciencia que conoce los mecanismos de la naturaleza y la técnica que hace intervenciones en ella para beneficio humano. Se ha procurado hacer eso con la máxima velocidad posible.
En definitiva, se busca el máximo beneficio con el mínimo de inversión y en el tiempo más breve posible.
El ser humano, en esta práctica cultural, se entiende como un ser sobre las cosas, disponiendo de ellas a su gusto, nunca como alguien que está con las cosas, conviviendo con ellas como miembro de una comunidad mayor, planetaria y cósmica.
El efecto final y triste, solamente ahora visible de forma innegable, es el que se expresa en esta frase atribuida a Gandhi: “la Tierra es suficiente para todos, pero no para los consumistas”.
Nuestro modelo civilizatorio es tan absurdo que, si los beneficios acumulados por los países ricos se generalizaran a los demás países, necesitaríamos otras cuatro Tierras iguales a la que tenemos.
Ello muestra la irracionalidad que este modo de vivir implica. Por eso el Papa Francisco en su encíclica “sobre el cuidado de la Casa Común” pide una radical conversión ecológica y un consumo sobrio y solidario.
2. La naturaleza es maestra
En momentos de crisis civilizatoria como nuestra es imperioso consultar a la fuente originaria de todo: la naturaleza, la gran maestra. ¿Qué nos enseña?
Ella nos enseña que la ley básica de la naturaleza, del universo y de la vida no es la competición, que divide y excluye, sino la cooperación, que suma e incluye.
Todas las energías, todos los elementos, todos los seres vivos, desde las bacterias y los virus hasta los seres más complejos, estamos todos inter-retro-relacionados y, por eso, somos interdependientes. Uno coopera con el otro para vivir.
Una red de conexiones nos envuelve por todos los lados, haciéndonos seres cooperativos y solidarios. Queramos o no, esta es la ley de la naturaleza y del universo. Y gracias a esta red de interdependencias hemos llegado hasta aquí.
Esa suma de energías y de conexiones nos ayuda a salir de las crisis y a fundar un nuevo ensayo civilizatorio. Pero nos preguntamos: ¿somos suficientemente sabios para hacer frente a situaciones críticas y responder a los nuevos desafíos?
3. Todo está relacionado con todo
La realidad que nos rodea y de la cual somos parte no debe ser pensada como una máquina sino como un organismo vivo, no como constituida de partes estancas, sino como sistemas abiertos, formando redes de relaciones.
En cada ser y en el universo entero prevalecen dos tendencias básicas: una es la de autoafirmarse individualmente y otra la de integrarse en un todo mayor. Si no se autoafirma corre el riesgo de desaparecer. Si no se integra en un todo mayor, corta la fuente de energía, se debilita y puede también desaparecer. Es importante equilibrar estas dos tendencias. En caso contrario caemos en el individualismo más feroz –la autoafirmación– o en el colectivismo más homogeneizador – la integración en el todo. Por eso siempre tenemos que ir y venir de las partes al todo, de los objetos a las redes, de las estructuras a los procesos, de las posiciones a las relaciones.
La naturaleza es, pues, siempre co-creativa, co-participativa, ligada y re-ligada a todo y a todos y principalmente a la Fuente Originaria de donde se originan todos los seres.
4. Desde el comienzo está presente el fin
El fin está ya presente en el comienzo. Cuando los primeros elementos materiales después del big bang empezaron a formarse y a vibrar juntos, ahí se anunciaba ya un fin: el surgimiento del universo, uno y diverso, ordenado y caótico, la aparición de la vida y el irrumpir de la conciencia.
Todo se movió y se interconectó para dar inicio a la gestación de un cielo futuro, que empezó ya aquí abajo, como una semillita, y fue creciendo y creciendo hasta acabar de nacer en la consumación de los tiempos. Ese cielo, desde el comienzo, es el propio universo y la humanidad llegados a su plenitud y consumación.
No hay cielo sin Tierra, ni Tierra sin cielo.
Si es así, en lugar de hablar de fin del mundo, deberíamos hablar de un futuro del mundo, de la Tierra y de la Humanidad que entonces serán el cielo de todos y de todo.