jueves, 30 de diciembre de 2010

Verbum Domini

DIOS VIVE EN LA CIUDAD
Construyendo una red de comunidades
Boletín-11, Enero de 2011
Verbum Domini

Nos decía el documento de Aparecida que todas las formas de pequeñas comunidades darán fruto en la medida en que la Eucaristía sea el centro de su vida y la Palabra de Dios sea faro de su camino (AP 180). Recientemente, en Septiembre de 2010, se presentó la exhortación apostólica del Papa Benedicto XVI “Verbum Domini”, Sobre la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia. Este documento es fruto de Sínodo realizado del 5 al 26 de octubre de 2008. Consta de una introducción, tres partes y una conclusión.

Primera parte
En la primera parte, titulada "Verbum Dei",
el Papa hace hincapié "en el papel fundamental de Dios Padre, fuente y origen de la Palabra, así como la dimensión trinitaria de la revelación".
En el primer capítulo, "El Dios que habla", se resalta "la voluntad de Dios de abrir y mantener un diálogo con el ser humano, en el que Dios toma la iniciativa y se revela de diversas maneras". En esta parte se afronta la relación entre Escritura y Tradición, así como el tema de la inspiración y verdad de la Biblia. "La respuesta del hombre al Dios que habla" es el título del segundo capítulo.
El tercer capítulo está dedicado al tema "La hermenéutica de la Sagrada Escritura en la Iglesia". Se dice que "la Sagrada Escritura debería ser, como lo manifiesta la Constitución dogmática Dei Verbum sobre la divina revelación, "el alma de la teología sagrada". Se afirma que "la hermenéutica bíblica del Concilio Vaticano II debe ser redescubierta".

Segunda parte
La segunda parte se titula "Verbum in Ecclesia".
En el primer capítulo, "La Palabra de Dios y la Iglesia", "se subraya que gracias a la Palabra de Dios y a la acción sacramental, Jesucristo es contemporáneo a los hombres en la vida de la Iglesia".
"La Liturgia, lugar privilegiado de la Palabra de Dios" es el título del segundo capítulo, en el que se insiste "en el nexo vital entre la Sagrada Escritura y los sacramentos, en particular, la Eucaristía".
El tercer capítulo está dedicado a "La Palabra de Dios en la vida de la Iglesia", donde se destaca "la importancia de la animación bíblica de la pastoral, la dimensión bíblica de la catequesis, la formación bíblica de los cristianos, la Sagrada Escritura en los grandes encuentros eclesiales, y la Palabra de Dios en relación con las vocaciones". También "se presta una especial atención a la Lectio divina y a la oración mariana".

Tercera parte
La tercera parte, titulada "Verbum mundo",
subraya "el deber de los cristianos de anunciar la Palabra de Dios en el mundo en el que viven y trabajan. En el primer capítulo, "La misión de la Iglesia: anunciar la Palabra de Dios al mundo", se señala que la Iglesia está orientada al primer anuncio, "ad gentes", a los que todavía no conocen al Verbo, Palabra de Dios, pero también a aquellos que han sido bautizados pero que necesitan una nueva evangelización para redescubrir la Palabra de Dios".
"Palabra de Dios y compromiso en el mundo", es el título del segundo capítulo. En él se recuerda que "los cristianos están llamados a servir al Verbo de Dios en los hermanos más pequeños y, por tanto, a comprometerse en la sociedad para la reconciliación, la justicia y la paz entre los pueblos".
El tercer capítulo está dedicado a "La Palabra de Dios y las culturas". Se pone de manifiesto "el deseo de que la Biblia sea mejor conocida en las escuelas y universidades y que los medios de comunicación social usen todas las posibilidades técnicas para su divulgación".
"Palabra de Dios y diálogo interreligioso", es el tema del cuarto capítulo. "La Verbum Domini ofrece unas indicaciones útiles sobre el diálogo entre cristianos y musulmanes, así como con los pertenecientes a otras religiones no cristianas, en el marco de la libertad religiosa".

En la conclusión, el Santo Padre reitera la exhortación a todos los cristianos a "esforzarse para tener cada vez más familiaridad con la Sagrada Escritura".

Para leer el documento completo puede ingresar a: http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/apost_exhortations/documents/hf_ben-xvi_exh_20100930_verbum-domini_sp.pdf

martes, 30 de noviembre de 2010

¿Y qué fue de la Revolución?

DIOS VIVE EN LA CIUDAD

Construyendo una red de comunidades

Boletín-10, Diciembre de 2010

¿Y qué fue de la Revolución?

Acabamos de celebrar los 100 años del inicio de la revolución mexicana. Agotada la institucionalidad política y administrativa, por los intentos de Porfirio Díaz para continuar en el poder -no obstante haber anunciado que ya no lo buscaría-, Francisco I Madero lanzó el Plan de San Luis, el 20 de noviembre de 1910, desde su exilio en San Antonio, Texas, en el que llamaba a tomar las armas contra el tirano Díaz.

Ya sabemos lo que siguió a esa proclama: sublevaciones populares, elecciones y renuncias, golpes de Estado posteriores a insurrecciones militares, pleitos entre caudillos con sus respectivas traiciones, movimientos contrarrevolucionarios, asesinatos de los principales protagonistas y de miles de inocentes, invasiones de los EUA, convenciones y asambleas, etc. Pero: ¿cuándo terminó ese proceso revolucionario?

Los historiadores no se ponen de acuerdo. Algunos sostienen que a los pocos años, en 1917, con la proclamación de la Constitución Mexicana; otros lo sitúan en 1920, con la presidencia de Adolfo de la Huerta o en 1924 con la de Plutarco Elías Calles; algunos se remontan hasta 1940, con el impacto que tuvo la gestión de Lázaro Cárdenas y la expropiación petrolera. No falta quien diga que ese movimiento no ha terminado aún.

Y es que si quisiéramos resumir las demandas de aquella lucha encontraríamos dos: la superación de las desigualdades e injusticias económicas, sobre todo en el campo, y la democratización de la vida política nacional, hastiada ya de la dictadura encabezada por Porfirio Díaz. Ambas demandas, un siglo después, siguen vigentes, aunque sean diferentes las circunstancias, los escenarios y los protagonistas.

Si hace 100 años quien más se movilizó fue el sector rural, pues el 1% de las familias controlaba el 85% de las tierras cultivables, hoy se siguen movilizando nuestros campesinos, pero ¡para escapar de sus tierras! La multimentada reforma agraria lo que trajo consigo fue el abandono de los ejidos, para buscar mejores condiciones de vida en los EUA o, para trabajar como peones, otra vez, en campos del Norte del país.

En el terreno político, es cierto, se logró el derrocamiento de Porfirio Díaz, pero llegó el PRI… y con el mismo pretexto de la estabilidad que usaba el dictador, nos mantuvo en la sujeción durante siete décadas. Hoy, que vivimos la alternancia, no se nota el cambio, y tenemos otro Díaz, otro PRI, caracterizado por los partidos políticos que se han encargado de levantar, una vez más, las demandas emanadas hace un siglo.

Hace dos meses iniciamos los festejos por le bicentenario de la independencia y el centenario de la revolución. Creo que era una buena oportunidad no sólo para revisar la historia y a sus héroes, sino para también trazarnos un futuro de esperanza, con la justicia y la dignidad como baluartes. Me parece que las autoridades han dejado escapar esta favorable coyuntura. Que no sea así con la Sociedad Civil, con las ONG's.

José Francisco Gómez Hinojosa

CARTA DE LA TIERRA

CARTA DE LA TIERRA

Madre Tierra. Zpu & Maikro

Amada Gaia

jueves, 14 de octubre de 2010

El tratamiento de La Crisis eclesial

El tratamiento de La Crisis eclesial

Entrevista con José Ignacio González-Faus:

El teólogo José Ignacio González-Faus ofrece una conferencia sobre justicia social en el Centro de Profesores y Recursos de Badajoz. El jesuita es profesor emérito de la Facultad de Teología de Cataluña, responsable del área teológica del centro de estudios 'Cristianismo y Justicia' y autor de numerosos libros sobre Iglesia y cristología.

Se culpa a la Iglesia de la falta de feligreses en los templos, ¿qué se puede reprochar al Vaticano?-

Así a lo bestia, dije una vez que la curia romana había hecho más ateos que Marx, Freud y Nietzsche juntos. Lo innegable es que muchos hombres se alejan de ella y que, incluso si más tarde se sienten vacíos y quieren buscar, dan por descontado que habrán de buscar fuera de la Iglesia.

Los puntos débiles de la Iglesia actual son muchos, y he dicho a veces que es la cruz de mi fe, aunque intento llevarla con garbo. La veo incapaz de comprender lo positivo del mundo moderno y sus dirigentes añoran poder solucionar los problemas a base de poder. No me parece evangélico que el papa sea jefe de estado, ni el modo de nombrar a dedo de los obispos ni los "príncipes de la Iglesia". Cuando no había democracia, eran elegidos democráticamente a partir de las comunidades locales. También es innegable que la mujer no ocupa en la Iglesia el lugar que merece.

¿Por dónde habría que empezar para remediar estos males?

No es cuestión de recetas. La Iglesia tiene que replantearse muchas cosas. Debía empezar reconociendo que está en crisis. De lo cual todos tenemos un poco de culpa. A partir de ahí habría que ver cómo y por dónde se puede caminar. Comenzando por no excluir como herejes a quienes piensan distinto. Algo sencillo por lo que se podría empezar es el lenguaje. No se pueden mantener las palabras anticuadas de la liturgia. No se entienden o suscitan imágenes contrarias a lo que en su origen se quería expresar.

Usted no se muerde la lengua y no duda en sacar los colores a la Iglesia. ¿Cómo encajan sus críticas?

Ratzinger tiene un artículo ya clásico en el que dijo que si hoy no se critica a la Iglesia tanto como se la criticaba en la edad media, no es porque se la ame más, sino porque falta ese amor que es capaz de arriesgar la propia suerte o la propia carrera por la amada.

Y yo tengo un libro sobre la libertad de palabra en la Iglesia que es sólo una antología de textos de santos, obispos y cardenales, mucho más duros algunos que las cosas que se dicen hoy.

También es normal que eso no guste a las autoridades y que de vez en cuando te venga algún palo o toque de atención "de arriba". Y lo que siento es que no me vienen a mí sino que las paga mi provincial, lo cual no está bien. Pero bueno, no hay parto sin dolor. Y como dijo santa Teresa: la verdad padece, mas no perece.

¿Cómo explica el surgimiento de movimientos ciudadanos como Redes Cristianas, críticos con la jerarquía eclesiástica?

Supongo que obedecen a dos razones. Una es la necesidad de vivir la fe en comunidad porque no pueden vivirla aisladamente, y menos cuando el ambiente social no acompaña. Son también formas de ejercer la responsabilidad de los laicos ante la crisis actual de la Iglesia, cuando la institución va por caminos que muchos ven como contrarios al Evangelio. Porque todos somos iglesia y todos somos responsables de ella.

En España se profesan cada más creencias religiosas, hemos dejado de ser un país eminentemente católico.

España se ha descristianizado de una manera traumática. Quizá por eso domina una agresividad que, aunque sea comprensible, tampoco es justificable. No se pueden tomar los escándalos de la Iglesia para arremeter contra el cristianismo en bloque. Berdiaeff decía que una cosa es la dignidad del cristianismo y otra la indignidad de los cristianos.

¿Cómo se logra una convivencia pacífica entre distintos credos?

La convivencia, el afecto y la colaboración entre religiones es un imperativo. Y en la palabra religiones incluyo ahora también al ateísmo.
Los poderes públicos deben ser neutrales y buscar la convivencia.
En algunos sitios como Cataluña hay muchas iniciativas bien positivas. Hay que buscar el encuentro en lo que nos une como humanos. Debemos buscar en el otro la mejor versión de su personalidad que es lo que Dios nos pide a todos.

¿Estamos aprovechando la crisis para recuperar valores perdidos?

Decididamente no. Hemos dejado pasar una gran oportunidad para replantear los elementos injustos e irracionales de nuestro sistema económico. Esta crisis solo ha servido para ayudar a los que la provocaron, pero no a las verdaderas víctimas. Todos hemos sido cómplices del sistema, drogados como estamos por el consumo. Esto ha sido un paso más hacia el desmantelamiento del estado del bienestar. La culpa la ha tenido en parte la izquierda, que ha participado de ese "socialismo asistencial" del reparto de subvenciones, en lugar de ocuparse de hacer justicia social.


Ángela Murillo

Hoy

lunes, 4 de octubre de 2010

Actualizar la pedagogía ante el mundo cambiado, Boff.

Actualizar la pedagogía ante el mundo cambiado

Leonardo Boff, 2010-10-01



Siglos de guerras, de enfrentamientos, de luchas entre pueblos y de conflictos de clase nos están dejando una amarga lección. Este método primario y reduccionista no nos ha hecho más humanos, ni nos aproxima más unos a otros, ni mucho menos nos ha traído la tan ansiada paz. Vivimos en permanente estado de sitio y llenos de miedo. Hemos alcanzado un estadio histórico que, en palabras de la Carta de la Tierra, «nos convoca a un nuevo comienzo». Esto requiere una pedagogía, fundada en una nueva conciencia y en una visión incluyente de los problemas económicos, sociales, culturales y espirituales que nos desafían.
Esta nueva conciencia, fruto de la mundialización, de las ciencias de la Tierra y de la vida y también de la ecología nos está mostrando un camino a seguir: entender que todas las cosas son interdependientes y que ni siquiera las oposiciones están fuera de un Todo dinámico y abierto. Por esto, no cabe separar sino integrar, incluir en vez de excluir; reconocer, sí, las diferencias, pero buscar también las convergencias, y en lugar del gana-pierde, buscar el gana-gana.
Tal perspectiva holística está influenciando los procesos educativos. Tenemos un maestro inolvidable, Paulo Freire, que nos enseñó la dialéctica de la inclusión y a poner «y» donde antes poníamos «o». Debemos aprender a decir «sí» a todo lo que nos hace crecer, en lo pequeño y en lo grande.
Fray Clodovis Boff acumuló mucha experiencia trabajando con los pobres en Acre y en Río de Janeiro. En la línea de Paulo Freire, nos entregó un librito que se ha convertido en un clásico: Cómo trabajar con el pueblo. Y ahora, ante los desafíos de la nueva situación del mundo, ha elaborado un pequeño decálogo de lo que podría ser una pedagogía renovada. Vale la pena transcribirlo y considerarlo, pues puede ayudarnos, y mucho.
«1. Sí al proceso de concientización, al despertar de la conciencia crítica y al uso de la razón analítica (cabeza). Pero también a la razón sensible (corazón) donde se enraízan los valores y de donde se alimentan el imaginario y todas las utopías.
2. Sí al 'sujeto colectivo' o social, al 'nosotros' creador de historia ('nadie libera a nadie, nos liberamos juntos'). Pero también a la subjetividad de cada uno, al 'yo biográfico', al 'sujeto individual' con sus referencias y sueños.
3. Sí a la 'praxis política', transformadora de las estructuras y generadora de nuevas relaciones sociales, de un nuevo 'sistema'. Y sí también a la 'práctica cultural' (simbólica, artística y religiosa), 'transfiguradora' del mundo y creadora de nuevos sentidos o, simplemente, de un nuevo 'mundo vital'.
4. Sí a la acción 'macro' o societaria (en particular a la 'acción revolucionaria'), la que actúa sobre las estructuras. Pero sí también a la acción 'micro', local y comunitaria ('revolución molecular') como base y punto de partida del proceso estructural.
5. Sí a la articulación de las fuerzas sociales en forma de 'estructuras unificadoras' y centralizadas. Pero sí también a la articulación en 'red', en la cual por una acción descentralizada, cada nudo se vuelve centro de creación, de iniciativas y de intervenciones.
6. Sí a la 'crítica' de los mecanismos de opresión, a la denuncia de las injusticias y al 'trabajo de lo negativo'. Pero sí también a las propuestas 'alternativas', a las acciones positivas que instauran lo 'nuevo' y anuncian un futuro diferente.
7. Sí al 'proyecto histórico', al 'programa político' concreto que apunta hacia una 'nueva sociedad'. Pero sí también a las 'utopías', a los sueños de la 'fantasía creadora', a la búsqueda de una vida diferente, en fin, de 'un mundo nuevo'.
8. Sí a la 'lucha', al trabajo, al esfuerzo para progresar, a la seriedad del compromiso. Y sí también a la 'gratuidad' tal como se manifiesta en el juego, en el tiempo libre, o simplemente, en la alegría de vivir.
9. Sí al ideal de ser 'ciudadano', de ser 'militante' y 'luchador', a quien se entrega lleno de entusiasmo y coraje a la causa de la humanización del mundo. Pero también sí a la figura del 'animador', del 'compañero', del 'amigo', en palabras sencillas, a quien es rico en humanidad, en libertad y en amor.
10. Sí a una concepción 'analítica' y científica de la sociedad y de sus estructuras económicas y políticas. Pero sí también a la visión 'sistémica' y 'holística' de la realidad, vista como totalidad viva, integrada dialécticamente en sus varias dimensiones: personal, de género, social, ecológica, planetaria, cósmica y trascendente».

Actualizar la pedagogía ante el mundo cambiado, Boff.


Actualizar la pedagogía ante el mundo cambiado

Leonardo Boff - 2010-10-01



Siglos de guerras, de enfrentamientos, de luchas entre pueblos y de conflictos de clase nos están dejando una amarga lección. Este método primario y reduccionista no nos ha hecho más humanos, ni nos aproxima más unos a otros, ni mucho menos nos ha traído la tan ansiada paz. Vivimos en permanente estado de sitio y llenos de miedo. Hemos alcanzado un estadio histórico que, en palabras de la Carta de la Tierra, «nos convoca a un nuevo comienzo». Esto requiere una pedagogía, fundada en una nueva conciencia y en una visión incluyente de los problemas económicos, sociales, culturales y espirituales que nos desafían.
Esta nueva conciencia, fruto de la mundialización, de las ciencias de la Tierra y de la vida y también de la ecología nos está mostrando un camino a seguir: entender que todas las cosas son interdependientes y que ni siquiera las oposiciones están fuera de un Todo dinámico y abierto. Por esto, no cabe separar sino integrar, incluir en vez de excluir; reconocer, sí, las diferencias, pero buscar también las convergencias, y en lugar del gana-pierde, buscar el gana-gana.
Tal perspectiva holística está influenciando los procesos educativos. Tenemos un maestro inolvidable, Paulo Freire, que nos enseñó la dialéctica de la inclusión y a poner «y» donde antes poníamos «o». Debemos aprender a decir «sí» a todo lo que nos hace crecer, en lo pequeño y en lo grande.
Fray Clodovis Boff acumuló mucha experiencia trabajando con los pobres en Acre y en Río de Janeiro. En la línea de Paulo Freire, nos entregó un librito que se ha convertido en un clásico: Cómo trabajar con el pueblo. Y ahora, ante los desafíos de la nueva situación del mundo, ha elaborado un pequeño decálogo de lo que podría ser una pedagogía renovada. Vale la pena transcribirlo y considerarlo, pues puede ayudarnos, y mucho.
«1. Sí al proceso de concientización, al despertar de la conciencia crítica y al uso de la razón analítica (cabeza). Pero sí también a la razón sensible (corazón) donde se enraízan los valores y de donde se alimentan el imaginario y todas las utopías.
2. Sí al 'sujeto colectivo' o social, al 'nosotros' creador de historia ('nadie libera a nadie, nos liberamos juntos'). Pero sí también a la subjetividad de cada uno, al 'yo biográfico', al 'sujeto individual' con sus referencias y sueños.
3. Sí a la 'praxis política', transformadora de las estructuras y generadora de nuevas relaciones sociales, de un nuevo 'sistema'. Y sí también a la 'práctica cultural' (simbólica, artística y religiosa), 'transfiguradora' del mundo y creadora de nuevos sentidos o, simplemente, de un nuevo 'mundo vital'.
4. Sí a la acción 'macro' o societaria (en particular a la 'acción revolucionaria'), la que actúa sobre las estructuras. Pero sí también a la acción 'micro', local y comunitaria ('revolución molecular') como base y punto de partida del proceso estructural.
5. Sí a la articulación de las fuerzas sociales en forma de 'estructuras unificadoras' y centralizadas. Pero sí también a la articulación en 'red', en la cual por una acción descentralizada, cada nudo se vuelve centro de creación, de iniciativas y de intervenciones.
6. Sí a la 'crítica' de los mecanismos de opresión, a la denuncia de las injusticias y al 'trabajo de lo negativo'. Pero sí también a las propuestas 'alternativas', a las acciones positivas que instauran lo 'nuevo' y anuncian un futuro diferente.
7. Sí al 'proyecto histórico', al 'programa político' concreto que apunta hacia una 'nueva sociedad'. Pero sí también a las 'utopías', a los sueños de la 'fantasía creadora', a la búsqueda de una vida diferente, en fin, de 'un mundo nuevo'.
8. Sí a la 'lucha', al trabajo, al esfuerzo para progresar, sí a la seriedad del compromiso. Y sí también a la 'gratuidad' tal como se manifiesta en el juego, en el tiempo libre, o simplemente, en la alegría de vivir.
9. Sí al ideal de ser 'ciudadano', de ser 'militante' y 'luchador', sí a quien se entrega lleno de entusiasmo y coraje a la causa de la humanización del mundo. Pero también sí a la figura del 'animador', del 'compañero', del 'amigo', en palabras sencillas, sí a quien es rico en humanidad, en libertad y en amor.
10. Sí a una concepción 'analítica' y científica de la sociedad y de sus estructuras económicas y políticas. Pero sí también a la visión 'sistémica' y 'holística' de la realidad, vista como totalidad viva, integrada dialécticamente en sus varias dimensiones: personal, de género, social, ecológica, planetaria, cósmica y trascendente».

martes, 31 de agosto de 2010

MENSAJE AL PUEBLO DE DIOS SOBRE LAS CEBs - CNBB

MENSAJE AL PUEBLO DE DIOS SOBRE LAS
COMUNIDADES ECLESIALES DE BASE
48ª Asamblea General de la CNBB, Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil
Brasilia, 4 a 13 de mayo de 2010

Introducción

"Las Comunidades Eclesiales de Base", decíamos en 1982, constituyen "en nuestro país, una realidad que expresa uno de los trazos más dinámicos de la vida de la Iglesia (…)" (Comunidades Eclesiales de Base na Igreja do Brasil, CNBB, doc. 25,1). Después de la Conferencia de Aparecida (2007) y del 12º Intereclesial (Porto Velho, 2009), queremos ofrecer a todos nuestros hermanos y hermanas un mensaje breve de ánimo, para la caminada de nuestras CEBs.

Queremos reafirmar que ellas continúan siendo una "señal de la vitalidad de la Iglesia" (RM 51). Los discípulos y las discípulas de Cristo en ellas se reúnen para una atenta escucha de la Palabra de Dios, para la búsqueda de relaciones más fraternas, para celebrar los misterios cristianos en su vida y para asumir el compromiso de transformación de la sociedad. Además de ello, como afirma Medellín, las comunidades de base son "el primer y fundamental núcleo eclesial (…), célula inicial de la estructura eclesial y foco de evangelización y, actualmente, factor primordial de la promoción humana (…)" (Medellín 15).

Por ello, "Como pastores, atentos a la vida de la Iglesia en nuestra sociedad, queremos mirarlas con cariño, escucharlas e intentar descubrir a través de su vida, tan íntimamente vinculada a la historia del pueblo en el cual están insertas, el camino que se abre ante ellas hacia el futuro". (CNBB 25,5).

Los desafíos para las CEBs hoy: la sociabilidad básica en el clima cultural contemporáneo

Con los grandes cambios que se están operando en todo el mundo y en nuestro país, las CEBs enfrentan nuevos desafíos: en una sociedad globalizada y urbanizada, ¿cómo vivir en comunidad? Nacidas en un contexto en gran parte rural, ¿van a ser capaces de adaptarse a los centros urbanos que tienen un ritmo de vida diferente y son caracterizados por una realidad plural? En este contexto, hay otro desafío: ¿cómo trasmitir a las nuevas generaciones las experiencias y valores de las generaciones anteriores, incluso la fe y la manera de vivirla? Solo una Iglesia con diferentes formas de vivir la misma Fe va a ser capaz de mantener un diálogo relevante con la sociedad contemporánea.

El siglo XX fue, sin duda, el siglo de la globalización. Sus consecuencias para la vida cotidiana son tantas que hoy se dice que el mundo no vive solamente una época de cambios, sino "un cambio de época, cuyo nivel más profundo es el cultural" (DAp 44). De hecho, "la ciencia y la técnica, cuando son puestas exclusivamente al servicio del mercado (…) crean una nueva visión de la realidad". (DAp 45); pero ello no significa un paso rumbo al desarrollo integral propuesto por la encíclica Populorum progressio y reafirmado por el papa Benedicto XVI en Caritas in Veritate, porque la lógica del mercado destruye la estructura de sociabilidad básica que se expresa en las relaciones de tipo comunitario. A medida que él avanza, aleja las relaciones de cooperación y solidaridad e introduce relaciones de competencia en las cuales el más fuerte es quien tiene ventaja.

De esta forma, es preciso valorar las experiencias de sociabilidad básica: las relaciones fundadas en la gratuidad, que se expresan en la dinámica de ofrecer-recibir-retribuir. El cultivo de la reciprocidad tiene como espacio primero aquel en donde el vecindario territorial es importante para la vida cotidiana, como en áreas rurales, barrios de periferia y villas miseria. Es la solidaridad entre vecinos -mejor diciendo, entre vecinas- lo que garantiza el cuidado con las/los niñas/os, personas de la ‘tercera edad’ y enfermos, por ejemplo. No por casualidad, estos espacios periféricos favorecen el desarrollo de asociaciones de vecinos y movimientos que reivindican mejoras del equipo urbano, también el desarrollo de las propias Comunidades Eclesiales de Base (CEBs). Son las relaciones de reciprocidad que, promoviendo la solidaridad que es la fuerza de los pobres y pequeños, permite que se diga que "gente sencilla, haciendo cosas pequeñas, en lugares poco importantes, consigue cambios extraordinarios".

El recorrido histórico de las CEBs en Brasil

La experiencia de las CEBs no surgió de una planificación previa. Sino de un impulso renovador, como un soplo del Espíritu, ya presente en la Iglesia en Brasil. Ese impulso renovador se manifiesta de forma creciente en los años ‘50 y ’60 del siglo XX. En verdad, los tiempos se tornaron maduros para una nueva conciencia histórica y eclesial: primero, por la emergencia de un nuevo sujeto social en la sociedad brasilera, el sujeto popular, que anhelaba participación; segundo, por la emergencia de un nuevo sujeto eclesial, portador de una nueva conciencia en la Iglesia. Éste, anhelaba participar activa y co-responsablemente de la vida y de la misión de la Iglesia. Ese sujeto provoca nuevas descubiertas y conversiones pastorales (CNBB 25,7).

En ellas se revigoraban o restauraban las relaciones de reciprocidad, favoreciendo la reconstrucción de las estructuras de la vida cotidiana, del mundo de la vida, en un contexto social adverso. La interacción entre la CEB en cuanto organismo eclesial y la comunidad local de vecinos es una de las grandes contribuciones de la Iglesia a la conquista de los derechos de ciudadanía en nuestro país. Al acoger pastoralmente a la población rural o migrante en capillas y salones improvisados en los cuales ellas se sintiesen "en casa", la Iglesia les ofreció una posibilidad de organizarse autónomamente, cuando las empresas y los poderes públicos solamente veían en ella el potencial de mano de obra a ser empleada en el proceso de industrialización.

La experiencia de los inter-eclesiales

Los Encuentros Inter-eclesiales de las CEBs son patrimonio teológico y pastoral de la Iglesia en Brasil. Desde la realización de primero, en 1975 (Vitoria - ES), reúnen diversas diócesis para intercambio de experiencias y reflexión teológica y pastoral acerca de la caminada de las CEBs. Hemos vivido doce encuentros nacionales, diversos encuentros de preparación en varias instancias (parroquias, diócesis, regionales) y, desde la realización del 8º Inter-eclesial realizado en Santa Maria - RS (1992), son efectuados seminarios de de preparación y profundización en los temas del encuentro.

Expresión visible de eclesialidad de las CEBs, los Encuentros Intereclesiales reúnen obispos, religiosos y religiosas, presbíteros, asesores y asesoras, animadores y animadoras de comunidades, así como invitados especiales de otras iglesias cristianas y tradiciones religiosas. En ellos se expresa la comunión entre los fieles y sus pastores.

Espiritualidad y vivencia eucarística

El Concilio Vaticano II, eminentemente pastoral, provocó un gran impacto en la Iglesia. Sus grandes ideas llaves, trajeron la fundamentación teológica de la intuición, ya sentida en la práctica, de que la renovación pastoral debe hacerse a partir de la renovación de la vida comunitaria y la comunidad, debe ser transformarse en instrumento de evangelización. (CNBB 25,11)

La exigencia del Vaticano II es de carácter estrictamente teológica, de orden trinitario. La esencia íntima de Dios no es la soledad, mas la comunión de tres divinas Personas. La comunión -koinonia, communio - construye la realidad y la categoría fundamental que penetra a todos los seres y que expresa mejor la presencia de Dios-Trinidad en el mundo. Es la comunión que hace a la Iglesia ser "comunidad de fieles"". Por esta razón el Vaticano II hacer derivar la unión del Pueblo de Dios de la Unidad existente entre las tres divinas Personas (LG-4)

La Trinidad nos sitúa desde el inicio, en el corazón del misterio de la comunión. El Papa Juan Pablo II, hablando a los obispos en Puebla, el 28 de enero de 1979, proclamó: "Nuestro Dios en su misterio más íntimo no es soledad, sino una familia… y la esencia de la familia es el amor". La comunión y la comunidad, deben estar presentes en todas las manifestaciones humanas y en todas las concretizaciones eclesiales.

Por esta razón, la Eucaristía, está en el centro de la vida de nuestras comunidades de base. Es el sacramento que expresa comunión y participación de todos y de todas, como una gran familia alrededor de la Mesa del Padre. Hay comunidades que reciben la comunión eucarística gracias a la presencia del Santísimo en el lugar o por el servicio de un ministro extraordinario de la sagrada comunión. Como nuestras CEBs, en su mayoría, "no tienen oportunidad de participar de la Eucaristía dominical", por falta de ministros ordenados, "ellas pueden alimentar su ya admirable espíritu misionero participando de la ‘celebración dominical de la Palabra’, que forma parte del misterio pascual en el amor que reúne (cf. 1 Jn 3, 14), en la Palabra acogida (cf. Jn5, 24-25) y en la oración comunitaria (cf. Mt 18,20)" (DAp 253).

La realidad de las CEBs se expresa en la liturgia y también en la diaconía y en la profecía. La diaconía educa, cura las heridas, multiplica y distribuye el pan y convoca a la solidaridad y a la comunión. La profecía anuncia el designio de Dios y denuncia los abusos, la mentira, la injusticia, la explotación y exige conversión. Por esto, sufre persecución, difamación, muerte.

Tenemos dos personas, testigos recientes de ese doble ministerio de los discípulos y discípulas de Jesucristo: la Médica Zilda Arns y la hermana Dorothy Stang. Hace mucho tiempo conocidas por nuestras comunidades pobres de todo Brasil, ellas inspiraron la acción de las CEBs. Ellas entregaron la vida y nos dejaron su testimonio de fe y amor a los pobres, débiles, desamparados y discriminados.

Esta espiritualidad también posibilitó la producción de una rica manifestación artística en nuestras comunidades - músicas, poesías, pinturas, símbolos, -- típicos de la práctica religiosa y cultural de nuestro pueblo, y que también son instrumentos de evangelización y misión.

Vivencia y Anuncio de la Palabra de Dios y el Testimonio de fe

"La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros" (Jn 1,14). La acogida de la Palabra de Dios y la vivencia comunitaria de la fe, son indisociables en las CEBs. La Biblia forma parte de día a día de la comunidad, está presente en los grupos y pastorales, en las liturgias y en la formación, en la oración y en las acciones que buscan superar las desigualdades e injusticias de la sociedad brasileira.

Son espacios privilegiados de lectura bíblica en las CEBs los círculos bíblicos y grupos de reflexión. En ellos el pueblo se constituye como sujeto eclesial, asume su lugar en la comunidad y en la sociedad. El protagonismo de los laicos en las CEBs es expresión viva de una iglesia que se renueva animada por el Espíritu Santo, es también una señal de que el discipulado están surgiendo nuevos discípulos, ministerios y servicios.

"El ministerio de la Palabra exige el ministerio de la catequesis a todos, porque ‘fortalece la conversión inicial y permite que los discípulos misioneros puedan perseverar en la vida cristiana y en la misión en medio del mundo que los desafía’" (DGAE 64; DAp 278c) La misma vida en comunidad ya es una forma de catequesis. Ella predispone para profundizar en la fe y la vida cristiana por medio del ministerio de la catequesis y también por el testimonio fraterno de sus miembros.

Solidaridad y servicio

Alimentados por la Palabra de Dios y por la vivencia de la comunión, las CEBs promueven solidaridad y servicio. Reuniendo personas humildes, las CEBs ayudan a la Iglesia a estar más comprometida con la vida y el sufrimiento de los pobres, como hizo Jesús. Ellas manifiestan más claramente, que "el servicio de los pobres es medida privilegiada, aunque no exclusiva, del seguimiento de Cristo" (DP 1145).

Más aun, el surgimiento de las CEBs, junto con el compromiso con los más necesitados, ayudó a la Iglesia a "descubrir el potencial evangelizador de los pobres", en primer lugar, porque interpelan a la Iglesia, llamándola a la conversión, segundo, porque "realizan en su vida los valores evangélicos de la solidaridad, servicio, sencillez y disponibilidad para acoger el don de Dios (DP 1147). Las vocaciones sacerdotales y religiosas despertadas por las CEBs son señales de vitalidad espiritual, comunión eclesial y un nuevo estímulo de consagración a Dios.

La formación de los discípulos misioneros

En su experiencia ya madurada, las CEBs quieren ser Iglesia según el deseo del Vaticano II: una Iglesia toda ministerial al servicio del Reino de Dios. La formación del discípulo misionero comienza dentro de ellas, por la experiencia de un encuentro feliz y alegre con la persona de Jesús, su vida y su destino. Como Jesús convocó discípulos y discípulas para estar con él y con el aprender el amor al Padre, la fidelidad al Espíritu y el compromiso para la transformación del mundo, en un mundo de hermanos y hermanas.

Por su capacidad de cuidar de la formación de propia comunidad y de mirar con compasión, la realidad, las CEBs pueden y deben ser cada vez más escuelas que ayudan a "formar cristianos comprometidos con su fe, discípulos y misioneros del Señor, con el testimonio y la entrega generosa, hasta derramar la sangre, de muchos de sus miembros". (DAp 178)

Participación en los movimientos sociales, de ciudadanía, de defensa del medio ambiente en vistas de la construcción del Reino de Dios

En lo referente a la relación de las CEBs con la dimensión socio-política de la evangelización, el Sínodo sobre La Justicia en el Mundo (en 1971), ya había afirmado que "la acción por la justicia y la participación en la transformación del mundo nos aparecen claramente como una dimensión constitutiva de la predicación del Evangelio, esto es, de la misión de la Iglesia por la redención del género humano y la liberación de toda situación de opresión" (Introducción) En consecuencia, la Iglesia de Brasil exhorta a las CEBs y demás comunidades eclesiales a mantenerse fieles a la propia fe, en el contenido, y los métodos, en la búsqueda de la plena liberación, superando la tentación "de reducir la misión de la Iglesia a las dimensiones de un proyecto puramente temporal". (CNBB 25, 64ss, cf. EN32).

En relación a la aproximación de las CEBs, con los movimientos populares en la lucha por la justicia, el documento 25 de la CNBB afirmaba que ellas "no pueden arrogase el monopolio del Reino de Dios". En verdad, la CEB debe tomar conciencia de que, "como Iglesia, es un signo e instrumento del Reino, y aquella pequeña porción del pueblo de Dios donde la Palabra de Dios es acogida y celebrada en los sacramentos… sobre todo en la Eucaristía". (70ss). Las CEBs buscan, si, la "colaboración fraterna con personas y grupos que luchan por los mismo valores (73)

Las CEBs han despertado en muchos de sus miembros la espiritualidad del cuidado para con la vida de los seres humanos, de todas las formas de vida y la vida del Planeta Tierra. La espiritualidad del cuidado, ha motivado el surgimiento de gestos y actitudes éticas de respeto, de veneración de ternura, de cooperación solidaria, de compañerismo, que promuevan la inclusión de todos y de todo en el misterio de la vida.

Las CEBs promueven la participación activa de sus miembros en grupos de economía solidaria popular, rescatando el sentido original de la economía como la actividad destinada a garantizar la base material de la vida personal, familiar, social y espiritual. Contribuye así, para que el trabajo humano, además de ser lugar de edificación de la dignidad humana y promoción de la justicia social, sea también responsable por la promoción del Desarrollo sostenible.

Espíritu de apertura ecuménica y de diálogo inter-religioso.

Una de las dimensiones de la espiritualidad cultivada por las CEBs es la del diálogo. Ecuménico e interreligioso, que comienza por la apertura al mundo de otro, promoviendo la unidad en la diversidad y buscando las semejanzas en la diferencia. Esta espiritualidad dialogal, ha sido asumida por las CEBs como una misión de fraternidad cristiana, en una actitud de profundo respeto a las demás manifestaciones religiosas, en búsqueda de la comunión universal. Esta espiritualidad nace de un deseo expresado por Jesús: "Que todos sean Uno". (Jn 17, 21

Formación de una red de comunidades

Los miembros de las CEBs son discípulos de Cristo y ayudan a formar otras comunidades. En medio de las grandes extensiones geográficas y poblacionales, la comunidad eclesial de base requiere que las relaciones sean de fraternidad, compartir la vida, los bienes y la propia experiencia de fe. Ella debe provocar un encuentro permanente con la Palabra de Dios y celebrar la liturgia, en alegría y en fiesta, la salvación que Jesús nos trajo.

La experiencia de fe y de participación hace madurar a la comunidad eclesial de base, y le confiere características propias, llevándola a una relación fraterna de igualdad con las demás comunidades pertenecientes a la misma parroquia. En esta dinámica, la matriz parroquial gana mayor relevancia pastoral en la medida en que pasa a ejercer la función articuladora de las comunidades.

Exhortamos a que la parroquia busque transformarse en "Red de comunidades y grupos, capaces de articularse consiguiendo que sus miembros se sientan realmente discípulos misioneros de Jesucristo en comunión" (DAp 172), teniendo por modelo las primeras comunidades cristianas presentadas en los Hechos de os Apóstoles (Hech 2 y 4). Así, la parroquia será más viva, junto con sus comunidades, coordinadas por laicos y laicas, por diáconos permanentes, animados por religiosos y religiosas, y que tengan en Consejo Pastoral Parroquial, presidido por el párroco, su principal articulador pastoral.

Conclusión

En comunión con otras células vivas de la Iglesia, comunidades de discípulos y discípulas generadas por el encuentro con Jesucristo, Palabra hecha carne (Cf. Jn 1,14), como son los movimientos, las nuevas comunidades, las pequeñas comunidades, que integran la red de comunidades que la parroquia esta llamada a ser, reafirmamos aquí lo que está escrito en el documento 25 de la CMBB: Al concluir estas reflexiones, deseamos agradecer a Dios por el don que las CEBs son para la vida de la Iglesia en Brasil, por la unión existente entre nuestros hermanos y sus pastores, y por la esperanza de que este nuevo modo de ser Iglesia se va volviendo siempre mas fermento de renovación en nuestra sociedad". (94)


Pegado de http://caminomisionero.blogspot.com/2010/05/por-cnbb-publicado-por-adital-brasilia.html

sábado, 28 de agosto de 2010

ANTE LA MASACRE DE SETENTA Y DOS MIGRANTES EN EL RANCHO SAN FERNANDO, TAMAULIPAS.

México, D.F. a 26 de agosto de 2010

¡ Cielos y tierra oigan! Escuchen la queja de Dios

¡ Pobres de aquellos que, teniendo una casa,

compraron el barrio poco a poco!

¡ Pobres de aquellos los acaparadores que juntan campo con campo !

¿ Así que Ustedes se van apropiar de todo

y no dejarán nada a los demás ? echándolos al destierro

ANTE LA MASACRE DE SETENTA Y DOS MIGRANTES EN EL RANCHO SAN FERNANDO, TAMAULIPAS.

Con dolor y con rabia profundos contemplamos, aún incrédulos, el abominable fruto de la globalización de la injusticia, que echando de su tierra, de los tiernos brazos de sus familias, de la amiga fraternidad, de su cultura, de su pan y su alegría a millones de seres humanos, cuyo único delito es querer alcanzar "el norte" en busca del sustento para los seres que aman, setenta y dos hermanas y hermanos migrantes han sido víctimas de un abominable crimen imputable, en primerísimo lugar, al Estado mexicano y a las supuestas autoridades responsables de nuestra seguridad.

En ese éxodo forzado al que se ven arrojados y que les obliga a cruzar el valle de sombras y de muerte que se ha convertido el territorio mexicano, decenas de hermanas y hermanos nuestros han encontrado la extorsión , el secuestro, la mutilación y la muerte y han dejado en la orfandad a decenas de familias.

Pese a que desde hace varios años hemos denunciado de manera sistemática, documentada y concreta las innumerables violaciones que sufren estas hermanas y hermanos a manos de los diversos cuerpos policíacos -municipales, estatales y federales-, así como por las autoridades de migración y el ejército mexicano; el gobierno federal ha dicho que no hay información "verídica y comprobable", se ha burlado de las víctimas, ha perseguido y amenazado a las y los defensores de derechos humanos de los migrantes y siempre trata de minimizar y ocultar estos hechos con un simple: "es un hecho aislado, estamos investigando".

Doloroso fruto de esa pasividad y abierta complicidad del gobierno en los tres niveles de poder, es la brutal masacre de estas setenta y dos hermanas y hermanos de nacionalidades Salvadoreña, Hondureña, Ecuatoriana y Brasileña.

En esta hora de dolor expresamos nuestra solidaridad con las familias de las personas asesinadas, les compartimos la palabra de nuestro Padre Bueno quién, amoroso, nos habla diciendo: "En el desierto acampará el Derecho; en el jardín descansará la Justicia. La obra de la Justicia será la Paz y los Frutos de la Justicia serán tranquilidad y seguridad para siempre".

Llamamos a todas las Organizaciones nacionales e internacionales que trabajan a favor de los Derechos de los Migrantes a redoblar los esfuerzos de denuncia y defensa de nuestros Hermanos Migrantes.

A los diferentes niveles de gobierno, si tienen oídos para oír oigan el clamor de este Pueblo que, en Éxodo permanente, camina en pos del Huerto de la Justicia tantas veces prometida y tantas veces burlada.

Exigimos el pronto castigo a todas y todos los culpables que, por acción o por omisión, participaron en este crimen.

Exigimos la presencia de un relator de la Organización de las Naciones Unidas para las y los migrantes, que vigile de manera cercana las acciones del Estado mexicano y deslinde su responsabilidad ante estos hechos.

Atentamente,

Monseñor Samuel Ruíz García

Obispo Emérito de San Cristóbal de las Casas Chiapas, México

Servicio Internacional Cristiano de Solidaridad con América Latina y el Caribe Monseñor Oscar Arnulfo Romero

Fray Raúl Vera López, OP

Obispo de Saltillo

Blanca I Martínez Bustos,

CDH Fray Juan de Larios

Belén, Casa del Migrante

Diócesis de Saltillo

Acción Ciudadana de Construcción Nacional

Colectivo Alas

Católicas por el Derecho a Decidir

Observatorio Eclesial

Mures para el Dialogo

Secretariado Social Mexicano

Comité Monseñor Oscar Arnulfo Romero

Centro de Estudios Sociales y Culturales Antonio de Montesinos

Coordinadora Regional del Sur

Centro de Estudios Ecuménicos

Centro Nacional de Comunicación Social

Ilse Mayer Hermanas de San José de León

Consuelo Pulido G. Hermanas de San José León

Daniel Rodríguez Gutiérrez Comité Eureka

Carmen Gallegos Comunidades Eclesiales de Base Derechos Humanos

Judith Vázquez Arreola Acción Acciona A.C.

Socorro Martínez M. Religiosas del Sagrado Corazón de Jesús, Todo en Comunidad A.C.

Maribel Luna Martínez Católicas por el Derecho a Decidir

Lucia Maldonado Castañeda Centro de Reflexión y Acciòn Laboral

Julián Cruzalta Comunidad Magdala

Ludmila Jarquín Jarquín

Ambrosio René Oliva Delgado

Otto Lenz

María Elena Cárdenas Terrones

Jorge Camacho Cruz

Gabriela Juárez Palacios

María Guadalupe J. Martínez

Erik Barragán Burgueño

Rosa María Oviedo

Elsa Conde

Lokin Castañeda Badillo

Guadalupe Velasco

Leticia Renteria

Citlalin Ulloa Pizarro UNAM

Mariana Gómez Álvarez Icaza

José Guadalupe Sánchez Suarez

Alma Rosa Botello Uribe

María del Carmen Mendoza Bobadilla

Leticia Gutiérrez

Norberto Pérez

Martín Hernández

Maricarmen Montes

Dalia Ruiz

Hildelisa Preciado

Alfonso Anaya

Otro modo de ser Iglesia

Otro modo de ser Iglesia
2010-07-30

Quien haya leído mi último artículo –Dónde está la verdadera crisis de la Iglesia – puede haber quedado desesperanzado. Analizaba ahí la estructura de poder de la Iglesia, centralizada, piramidal, absolutista y monárquica. Este tipo de poder no favorece el ideal evangélico de igualdad, de fraternidad ni la participación de los fieles. Mas bien cierra las puertas a la participación y al amor. Es que tal tipo de poder, por su naturaleza, necesita ser fuerte y frío. Este modelo de Iglesia-poder se presenta como «la» Iglesia, la Iglesia sin más, y -peor todavía- como querida por Cristo, cuando, como he mostrado, surgió históricamente y es solamente su instancia de animación y dirección, siendo menos del 0,1% de todos los fieles. Por lo tanto, no es toda la Iglesia sino solamente una mínima parte de ella.

Pero la Iglesia-comunidad como fenómeno religioso y movimiento de Jesús es mucho más que la institución. Aquella encuentra otras formas de organización, mucho más próximas al sueño de su Fundador y de sus primeros seguidores. Sabiamente, los obispos brasileros en su reunión anual, celebrada en Brasilia del 4 al13 de enero del presente año, confesaron: «sólo una Iglesia con diferentes modos de vivir la misma fe será capaz de dialogar significativamente con la sociedad contemporánea». Con esto destruyeron la pretensión de una única manera de ser: la de la Tradición del poder. Sin negarla, hay muchas otras maneras: la de la Iglesia de la liberación, la de los carismáticos, la de los religiosos y religiosas, la de la acción católica, hasta la del Opus Dei, la de Comunión y Liberación y la de la Nueva Canción, para nombrar sólo las más conocidas.

Pero hay una forma toda especial y muy promisoria, nacida en los años 50 del siglo pasado en Brasil y que ha adquirido relevancia mundial, pues ha sido asimilada en muchos países: las Comunidades Eclesiales de Bases (CEBs). Los obispos les dedicaron un animador «Mensaje al Pueblo de Dios sobre las CEBs». Curiosamente, ellas surgieron en el momento en que brotó en Brasil una nueva conciencia histórica. En la sociedad: el sujeto popular ansiando más participación política, y en la Iglesia: el sujeto eclesial, ansiando también más participación y corresponsabilidad eclesial. Las CEBs constituyen otro modo de ser Iglesia, cuyo sujeto principal, aunque no exclusivo, son los pobres. Su estilo es comunitario, participativo e insertado en la cultura local. Los servicios son rotativos y la elección, democrática. Articulan continuamente fe y vida, son activas en el campo religioso, creando nuevos servicios y ritos, y activas en el campo social o político, en los sindicatos, en los movimientos sociales como en el MST (Movimiento de los Trabajadores sin Tierra) o en los partidos populares.

No sabemos exactamente cuántas son, pero se calcula unas cien mil comunidades de base en Brasil, involucrando a varios millones de cristianos. Los obispos constatan su alto valor innovador y antisistémico. El mercado eliminó las relaciones de cooperación y solidaridad mientras que en las CEBs se viven relaciones fundadas en la gratuidad, en la lógica del ofrecer-recibir-retribuir. Ellas han asumido la causa ecológica, por eso, se entienden también como CEBs = comunidades ecológicas de base. Han desarrollado una fuerte espiritualidad del cuidado de la vida y de la Madre Tierra. El resultado de todo ellos ha sido más respeto, veneración y cooperación con todo lo que existe y vive.

Las CEBs muestran cómo la memoria sagrada de Jesús puede recibir otra configuración social, centrada en la comunión, en el amor fraterno y en la alegría de testimoniar la victoria de la vida contra las opresiones. Ese es el significado existencial de la resurrección de Jesús como insurrección contra el tipo de mundo vigente.

Humildemente, los obispos declaran que ellas ayudan a la Iglesia a estar más comprometida con la vida y con el sufrimiento de los pobres. Más aún, interpelan a toda la Iglesia llamándola a la conversión, al compromiso para la transformación del mundo en un mundo de hermanos y hermanas.

Este modo de ser Iglesia puede servir de modelo para la inserción en la cultura contemporánea, urbana y globalizada. Si fuese asumido como inspiración para el proyecto del Papa Benedicto XVI de «reconquistar» Europa, seguramente tendría algún éxito. Podrían verse comunidades de cristianos, intelectuales, obreros, mujeres, jóvenes, viviendo su fe en articulación con los desafíos de sus situaciones existenciales. No pretenderían tener el monopolio de la verdad y del camino cierto, pero se asociarían a todos los que buscan seriamente un nuevo lenguaje religioso y un nuevo horizonte de esperanza para la humanidad.

Leonardo Boff

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