miércoles, 21 de septiembre de 2022

VI JORNADA MUNDIAL POR LOS POBRES 2022 - Papa Francisco

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MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO

VI JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES

Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario
13 de noviembre de 2022

Jesucristo se hizo pobre por ustedes (cf. 2 Co 8,9)

 

1. "Jesucristo se hizo pobre por ustedes" (cf. 2 Co 8,9). Con estas palabras el apóstol Pablo se dirige a los primeros cristianos de Corinto, para dar fundamento a su compromiso solidario con los hermanos necesitados. La Jornada Mundial de los Pobres se presenta también este año como una sana provocación para ayudarnos a reflexionar sobre nuestro estilo de vida y sobre tantas pobrezas del momento presente.

Algunos meses atrás, el mundo estaba saliendo de la tempestad de la pandemia, mostrando signos de recuperación económica que traerían alivio a millones de personas empobrecidas por la pérdida del empleo. Se vislumbraba un poco de serenidad que, sin olvidar el dolor por la pérdida de los seres queridos, prometía finalmente poder regresar a las relaciones interpersonales directas, a reencontrarnos sin limitaciones o restricciones. Y es entonces que ha aparecido en el horizonte una nueva catástrofe, destinada a imponer al mundo un escenario diferente.

La guerra en Ucrania vino a agregarse a las guerras regionales que en estos años están trayendo muerte y destrucción. Pero aquí el cuadro se presenta más complejo por la directa intervención de una "superpotencia", que pretende imponer su voluntad contra el principio de autodeterminación de los pueblos. Se repiten escenas de trágica memoria y una vez más el chantaje recíproco de algunos poderosos acalla la voz de la humanidad que invoca la paz.

2. ¡Cuántos pobres genera la insensatez de la guerra! Dondequiera que se mire, se constata cómo la violencia afecta a los indefensos y a los más débiles. Deportación de miles de personas, especialmente niños y niñas, para desarraigarlos e imponerles otra identidad. Se vuelven actuales las palabras del Salmista ante la destrucción de Jerusalén y el exilio de los jóvenes hebreos: «Junto a los ríos de Babilonia / nos sentábamos a llorar, / acordándonos de Sión. / En los sauces de las orillas / teníamos colgadas nuestras cítaras. / Allí nuestros carceleros / nos pedían cantos, / y nuestros opresores, alegría. / [...] ¿Cómo podíamos cantar un canto del Señor / en tierra extranjera?» (Sal 137,1-4).

Son millones las mujeres, los niños, los ancianos obligados a desafiar el peligro de las bombas con tal de ponerse a salvo buscando amparo como refugiados en los países vecinos. Los que permanecen en las zonas de conflicto, conviven cada día con el miedo y la falta de alimentos, agua, atención médica y sobre todo de cariño. En estas situaciones, la razón se oscurece y quienes sufren las consecuencias son muchas personas comunes, que se suman al ya gran número de indigentes. ¿Cómo dar una respuesta adecuada que lleve alivio y paz a tantas personas, dejadas a merced de la incertidumbre y la precariedad?

3. En este contexto tan contradictorio se enmarca la VI Jornada Mundial de los Pobres, con la invitación —tomada del apóstol Pablo— a tener la mirada fija en Jesús, el cual «siendo rico, se hizo pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza» (2 Co 8,9). En su visita a Jerusalén, Pablo se había encontrado con Pedro, Santiago y Juan, quienes le habían pedido que no se olvidara de los pobres. La comunidad de Jerusalén, en efecto, se encontraba en graves dificultades por la carestía que azotaba al país, y el Apóstol se había preocupado inmediatamente de organizar una gran colecta en favor de los pobres. Los cristianos de Corinto se mostraron muy sensibles y disponibles. Por indicación de Pablo, cada primer día de la semana recogían lo que habían logrado ahorrar y todos eran muy generosos.

Como si el tiempo no hubiera transcurrido desde aquel momento, también nosotros cada domingo, durante la celebración de la Santa Eucaristía, realizamos el mismo gesto, poniendo en común nuestras ofrendas para que la comunidad pueda proveer a las exigencias de los más pobres. Es un signo que los cristianos siempre han realizado con alegría y sentido de responsabilidad, para que a ninguna hermana o hermano le falte lo necesario. Lo atestigua ya san Justino, que, en el segundo siglo, explicando la celebración dominical de los cristianos al emperador Antonio Pío, escribía así: «En el día llamado "del Sol" se reúnen todos juntos, habitantes de la ciudad o del campo, y se leen las memorias de los Apóstoles o los escritos de los profetas según el tiempo lo permita. […] Luego se hace la fracción y distribución de los elementos consagrados a cada uno y a través de los diáconos se envía a los ausentes. Los adinerados y los que lo desean dan libremente, cada uno lo que quiere y lo que se recoge viene depositado con el sacerdote. Este socorre a los huérfanos, a las viudas, y a quien es indigente por enfermedad o por cualquier otra causa, a los encarcelados, a los extranjeros que se encuentran entre nosotros: en resumen, tiene cuidado de cualquiera que esté en necesidad» (Primera Apología, LXVII, 1-6).

4. Regresando a la comunidad de Corinto, después del entusiasmo inicial, su compromiso comenzó a disminuir y la iniciativa propuesta por el Apóstol perdió fuerza. Es este el motivo que estimula a Pablo a escribir de manera apasionada insistiendo en la colecta, «llévenla ahora a término, para que los hechos respondan, según las posibilidades de cada uno, a la decisión de la voluntad» (2 Co 8,11).

Pienso en este momento en la disponibilidad que, en los últimos años, ha movido a enteras poblaciones a abrir las puertas para acoger millones de refugiados de las guerras en Oriente Medio, en África central y ahora en Ucrania. Las familias han abierto de par en par sus casas para hacer espacio a otras familias, y las comunidades han recibido con generosidad tantas mujeres y niños para ofrecerles la debida dignidad. Sin embargo, mientras más dura el conflicto, más se agravan sus consecuencias. A los pueblos que acogen les resulta cada vez más difícil dar continuidad a la ayuda; las familias y las comunidades empiezan a sentir el peso de una situación que va más allá de la emergencia. Este es el momento de no ceder y de renovar la motivación inicial. Lo que hemos comenzado necesita ser llevado a cumplimiento con la misma responsabilidad.

5. La solidaridad, en efecto, es precisamente esto: compartir lo poco que tenemos con quienes no tienen nada, para que ninguno sufra. Mientras más crece el sentido de comunidad y de comunión como estilo de vida, mayormente se desarrolla la solidaridad. Por otra parte, es necesario considerar que hay países donde, en las últimas décadas, se ha producido un importante aumento del bienestar para muchas familias, que han alcanzado un estado de vida seguro. Este es un resultado positivo debido a la iniciativa privada y a leyes que han apoyado el crecimiento económico articulado con un incentivo concreto a las políticas familiares y a la responsabilidad social. El patrimonio de seguridad y estabilidad logrado pueda ahora ser compartido con aquellos que se han visto obligados a abandonar su hogar y su país para salvarse y sobrevivir. Como miembros de la sociedad civil, mantengamos vivo el llamado a los valores de libertad, responsabilidad, fraternidad y solidaridad. Y como cristianos encontremos siempre en la caridad, en la fe y en la esperanza el fundamento de nuestro ser y nuestro actuar.

6. Es interesante observar que el Apóstol no quiere obligar a los cristianos forzándolos a una obra de caridad. De hecho, escribe: «Esta no es una orden» (2 Co 8,8); más bien, pretende "manifestar la sinceridad" de su amor en la atención y solicitud por los pobres (cf. ibíd.). Como fundamento de la petición de Pablo está ciertamente la necesidad de una ayuda concreta, pero su intención va más allá. Él invita a realizar la colecta para que sea un signo del amor, tal como lo ha testimoniado el mismo Jesús. En definitiva, la generosidad hacia los pobres encuentra su motivación más fuerte en la elección del Hijo de Dios que quiso hacerse pobre Él mismo.

El Apóstol, en efecto, no teme afirmar que esta elección de Cristo, este "despojo" suyo, es una «gracia», más aún, «la gracia de nuestro Señor Jesucristo» (2 Co 8,9), y sólo acogiéndola podemos dar expresión concreta y coherente a nuestra fe. La enseñanza de todo el Nuevo Testamento tiene su unidad en torno a este tema, que también se refleja en las palabras del apóstol Santiago: «Pongan en práctica la Palabra y no se contenten sólo con oírla, de manera que se engañen a ustedes mismos. El que oye la Palabra y no la practica, se parece a un hombre que se mira en el espejo, pero en seguida se va y se olvida de cómo es. En cambio, el que considera atentamente la Ley perfecta, que nos hace libres, y se aficiona a ella, no como un oyente distraído, sino como un verdadero cumplidor de la Ley, será feliz al practicarla» (St 1,22-25).

7. Frente a los pobres no se hace retórica, sino que se ponen manos a la obra y se practica la fe involucrándose directamente, sin delegar en nadie. A veces, en cambio, puede prevalecer una forma de relajación, lo que conduce a comportamientos incoherentes, como la indiferencia hacia los pobres. Sucede también que algunos cristianos, por un excesivo apego al dinero, se empantanan en el mal uso de los bienes y del patrimonio. Son situaciones que manifiestan una fe débil y una esperanza endeble y miope.

Sabemos que el problema no es el dinero en sí, porque este forma parte de la vida cotidiana y de las relaciones sociales de las personas. Más bien, lo que debemos reflexionar es sobre el valor que tiene el dinero para nosotros: no puede convertirse en un absoluto, como si fuera el fin principal. Tal apego impide observar con realismo la vida de cada día y nubla la mirada, impidiendo ver las necesidades de los demás. Nada más dañino le puede acontecer a un cristiano y a una comunidad que ser deslumbrados por el ídolo de la riqueza, que termina encadenando a una visión de la vida efímera y fracasada.

Por lo tanto, no se trata de tener un comportamiento asistencialista hacia los pobres, como suele suceder; es necesario, en cambio, hacer un esfuerzo para que a nadie le falte lo necesario. No es el activismo lo que salva, sino la atención sincera y generosa que permite acercarse a un pobre como a un hermano que tiende la mano para que yo me despierte del letargo en el que he caído. Por eso, «nadie debería decir que se mantiene lejos de los pobres porque sus opciones de vida implican prestar más atención a otros asuntos. Ésta es una excusa frecuente en ambientes académicos, empresariales o profesionales, e incluso eclesiales. […] Nadie puede sentirse exceptuado de la preocupación por los pobres y por la justicia social» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 201). Es urgente encontrar nuevos caminos que puedan ir más allá del marco de aquellas políticas sociales «concebidas como una política hacia los pobres pero nunca con los pobres, nunca de los pobres y mucho menos inserta en un proyecto que reunifique a los pueblos» (Carta enc. Fratelli tutti, 169). En cambio, es necesario tender a asumir la actitud del Apóstol que podía escribir a los corintios: «No se trata de que ustedes sufran necesidad para que otros vivan en la abundancia, sino de que haya igualdad» (2 Co 8,13).

8. Hay una paradoja que hoy como en el pasado es difícil de aceptar, porque contrasta con la lógica humana: hay una pobreza que enriquece. Haciendo referencia a la "gracia" de Jesucristo, Pablo quiere confirmar lo que Él mismo predicó, es decir, que la verdadera riqueza no consiste en acumular «tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los consumen, y los ladrones perforan las paredes y los roban» (Mt 6,19), sino en el amor recíproco que nos hace llevar las cargas los unos de los otros para que nadie quede abandonado o excluido. La experiencia de debilidad y limitación que hemos vivido en los últimos años, y ahora la tragedia de una guerra con repercusiones globales, nos debe enseñar algo decisivo: no estamos en el mundo para sobrevivir, sino para que a todos se les permita tener una vida digna y feliz. El mensaje de Jesús nos muestra el camino y nos hace descubrir que hay una pobreza que humilla y mata, y hay otra pobreza, la suya, que nos libera y nos hace felices.

La pobreza que mata es la miseria, hija de la injusticia, la explotación, la violencia y la injusta distribución de los recursos. Es una pobreza desesperada, sin futuro, porque la impone la cultura del descarte que no ofrece perspectivas ni salidas. Es la miseria que, mientras constriñe a la condición de extrema pobreza, también afecta la dimensión espiritual que, aunque a menudo sea descuidada, no por esto no existe o no cuenta. Cuando la única ley es la del cálculo de las ganancias al final del día, entonces ya no hay freno para pasar a la lógica de la explotación de las personas: los demás son sólo medios. No existen más salarios justos, horas de trabajo justas, y se crean nuevas formas de esclavitud, sufridas por personas que no tienen otra alternativa y deben aceptar esta venenosa injusticia con tal de obtener lo mínimo para su sustento.

La pobreza que libera, en cambio, es la que se nos presenta como una elección responsable para aligerar el lastre y centrarnos en lo esencial. De hecho, se puede encontrar fácilmente esa sensación de insatisfacción que muchos experimentan, porque sienten que les falta algo importante y van en su búsqueda como errantes sin una meta. Deseosos de encontrar lo que pueda satisfacerlos, tienen necesidad de orientarse hacia los pequeños, los débiles, los pobres para comprender finalmente aquello de lo que verdaderamente tenían necesidad. El encuentro con los pobres permite poner fin a tantas angustias y miedos inconsistentes, para llegar a lo que realmente importa en la vida y que nadie nos puede robar: el amor verdadero y gratuito. Los pobres, en realidad, antes que ser objeto de nuestra limosna, son sujetos que nos ayudan a liberarnos de las ataduras de la inquietud y la superficialidad.

Un padre y doctor de la Iglesia, san Juan Crisóstomo, en cuyos escritos se encuentran fuertes denuncias contra el comportamiento de los cristianos hacia los más pobres, escribió: «Si no puedes creer que la pobreza te enriquece, piensa en tu Señor y deja de dudar de esto. Si Él no hubiera sido pobre, tú no serías rico; esto es extraordinario, que de la pobreza surgió abundante riqueza. Pablo quiere decir aquí con "riquezas" el conocimiento de la piedad, la purificación de los pecados, la justicia, la santificación y otras mil cosas buenas que nos han sido dadas ahora y siempre. Todo esto lo tenemos gracias a la pobreza» (Homilías sobre la II Carta a los Corintios, 17,1).

9. El texto del Apóstol al que se refiere esta VI Jornada Mundial de los Pobres presenta la gran paradoja de la vida de fe: la pobreza de Cristo nos hace ricos. Si Pablo pudo dar esta enseñanza —y la Iglesia difundirlo y testimoniarlo a lo largo de los siglos— es porque Dios, en su Hijo Jesús, eligió y siguió este camino. Si Él se hizo pobre por nosotros, entonces nuestra misma vida se ilumina y se transforma, y ​​adquiere un valor que el mundo no conoce ni puede dar. La riqueza de Jesús es su amor, que no se cierra a nadie y va al encuentro de todos, especialmente de los que son marginados y privados de lo necesario. Por amor se despojó a sí mismo y asumió la condición humana. Por amor se hizo siervo obediente, hasta morir y morir en la cruz (cf. Flp 2,6-8). Por amor se hizo «pan de Vida» (Jn 6,35), para que a nadie le falte lo necesario y pueda encontrar el alimento que nutre para la vida eterna. También en nuestros días parece difícil, como lo fue entonces para los discípulos del Señor, aceptar esta enseñanza (cf. Jn 6,60); pero la palabra de Jesús es clara. Si queremos que la vida venza a la muerte y la dignidad sea rescatada de la injusticia, el camino es el suyo: es seguir la pobreza de Jesucristo, compartiendo la vida por amor, partiendo el pan de la propia existencia con los hermanos y hermanas, empezando por los más pequeños, los que carecen de lo necesario, para que se cree la igualdad, se libere a los pobres de la miseria y a los ricos de la vanidad, ambos sin esperanza.

10. El pasado 15 de mayo canonicé al hermano Charles de Foucauld, un hombre que, nacido rico, renunció a todo para seguir a Jesús y hacerse con Él pobre y hermano de todos. Su vida eremítica, primero en Nazaret y luego en el desierto del Sahara, hecha de silencio, oración y compartir, es un testimonio ejemplar de la pobreza cristiana. Nos hará bien meditar en estas palabras suyas: «No despreciemos a los pobres, a los pequeños, a los trabajadores; ellos no sólo son nuestros hermanos en Dios, sino que son también aquellos que del modo más perfecto imitan a Jesús en su vida exterior. Ellos nos representan perfectamente a Jesús, el Obrero de Nazaret. Son los primogénitos entre los elegidos, los primeros llamados a la cuna del Salvador. Fueron la compañía habitual de Jesús, desde su nacimiento hasta su muerte […]. Honrémoslos, honremos en ellos las imágenes de Jesús y de sus santos padres […]. Tomemos para nosotros [la condición] que Él tomó para sí mismo […]. No dejemos nunca de ser pobres en todo, hermanos de los pobres, compañeros de los pobres, seamos los más pobres de los pobres como Jesús, y como Él amemos a los pobres y rodeémonos de ellos» ( Comentario al Evangelio de Lucas, Meditación 263) [1]. Para el hermano Charles estas no fueron sólo palabras, sino un estilo de vida concreto, que lo llevó a compartir con Jesús el don de la vida misma.

Que esta VI Jornada Mundial de los Pobres se convierta en una oportunidad de gracia, para hacer un examen de conciencia personal y comunitario, y preguntarnos si la pobreza de Jesucristo es nuestra fiel compañera de vida.

Roma, San Juan de Letrán, 13 de junio de 2022, Memoria de san Antonio de Padua.

 

FRANCISCO

 


[1] Meditación n. 263 sobre Lc 2,8-20: C. DE FOUCAULD, La Bonté de Dieu. Méditations sur les saints Evangiles (1), Nouvelle Cité, Montrouge 1996, 214-216.



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martes, 20 de septiembre de 2022

Latinoamericanos de la Economía de Francisco buscan en Roma articularse como Patria Grande - 2022sep

Latinoamericanos de la Economía de Francisco buscan en Roma articularse como Patria Grande

El Encuentro de la Economía de Francisco reúne de 22 a 24 de septiembre en Asís más de mil jóvenes, un momento preparado a lo largo de dos años y que contará con la presencia del Papa Francisco. Entre ellos estarán presentes un buen grupo de latinoamericanos y caribeños, algunos de los cuales fueron recibidos este martes 20 de septiembre por la Pontificia Comisión para América Latina (CAL), en Roma.

 

CAL: comunicación Papa Francisco e iglesias de América Latina

En América Latina, según Emilce Cuda, los jóvenes de la Economía de Francisco que se organizaron a nivel de comunidad fueron los de Argentina, Chile y Brasil, que al nombre de Francisco sumaron el de Clara, queriendo así sumar a las periferias geográficas y existenciales. La invitación de la CAL a los jóvenes para este momento de encuentro, del que participaron más de 40, ataviados con las banderas de sus países y movimientos populares, con sus distintivos, también los representantes de los pueblos originarios, está en su propia naturaleza, ser “un vínculo de comunicación entre el Papa Francisco, en cuanto que la CAL es parte de la Curia Romana, y las iglesias particulares del continente latinoamericano”.

La secretaria de la CAL ve en estos jóvenes a la Iglesia latinoamericana, queriendo que se conozcan y que lleguen a Asís “pensando en la posibilidad de poder actuar en las diferentes villas, no como individuos, no como países aislados, sino como la cultura latinoamericana, en función de esta Patria Grande que es la que debería resultar de un nuevo proceso creativo de la economía”.

 

Jóvenes que hablan a nivel comunitario

De hecho, Cuda destaca que “hablaban a nivel comunitario, no a nivel individual«, citando entre los temas más presentes el que no quieren el ‘oenegismo’, ser vistos como una ONG, que “de la Economía de Francisco surjan proyectos individuales aislados de asistencialismo, ellos quieren un Estado presente, quieren políticas públicas que garanticen una nueva economía institucionalizada”. Según la secretaria de la CAL, los jóvenes “hablan de una economía del poliedro, una economía regional, latinoamericana, que sea capaz de incluir a los diversos sectores económicos”, también los surgidos en la periferia.

Jóvenes que piden que las universidades cambien el modo de enseñar economía, no desde contextos de países desarrollados y sí una economía que tiene en cuenta la riqueza natural del continente. Una economía que cambie el modo de las inversiones y la logística del consumo, donde estén presentes productos que surgen de la economía popular y que hoy no llegan a los puntos de distribución.

 

Confianza, profecía, mártires

Un elemento que apareció fue la confianza para que una nueva economía aparezca, confianza entre trabajadores y patrones, entre centro y periferia, entre modos de producción de mercado y más artesanal, confianza en los políticos, en los empresarios. Una nueva economía que se ve dificultada por cuestiones políticas, llamando a una nueva sociedad como comunidad organizada a partir de las diferencias. Junto con ello, los jóvenes hablaron de profecía, que anuncia y denuncia, por lo que, si solo se anuncia una nueva economía, sin denunciar las causas que nos llevaron a esta situación, el proceso de transición justa no podría iniciarse.

Una economía en la que también hay mártires, en palabras de los jóvenes, pues muchos de los mártires latinoamericanos son mártires de esa economía que mata, habiendo sido asesinados por acompañar en sus luchas a los sectores empobrecidos y de la periferia. Un encuentro que podría ser retomado la próxima semana, ofreciendo la CAL, como afirma su secretaria, la oportunidad de “repensar lo que aprendieron, hablaron y expusieron en Asís y pueda ser el inicio de nueva economía de nuestros jóvenes latinoamericanos”.

 

Instancia de escucha, diálogo y encuentro

Uno de los participantes en el encuentro con la CAL ha sido Nicolás del Mastro, que destaca el trabajo realizado en los dos últimos años “de abajo hacia arriba y de la periferia al centro, dar una economía nueva, dar alma, un rostro humano a un sistema económico que ya no da más”. El miembro de la Fundación Alameda dice ver el encuentro realizado como “algo impensado, nunca habíamos podido llegar a esta instancia de escucha, de diálogo y de encuentro, donde pudimos trabajar en compartir las miradas de todo este proceso construido”.

El joven argentino destaca la perspectiva y compromiso de profundizar el mensaje que el Papa del fin del mundo ha desarrollado en la Laudato Si. También ha resaltado los cambios que se deben llevar a cabo en diferentes sectores, relatando el trabajo de la fundación a la que pertenece en el campo de la trata de personas durante 20 años, combatiendo “un paradigma tecnocrático que lo que hace es maximizar la ganancia del cuerpo de las personas”.  Del Mastro denuncia “los sistemas mafiosos que se aprovechan de los sectores vulnerables de nuestras comunidades, generando este contexto económico de pobreza, de hambre, de explotación, de desigualdad que es tan característico en América Latina”.

Un momento “para llevar la voz, para tratar de confluir en miradas, que generen un pacto y vertebrar un trabajo común”. Un encuentro con la CAL que “abre la perspectiva para trabajar en la base”, destaca Nicolás del Mastro, para quien es una novedad que el mismo Papa que ha hablado en los foros de mayor poder en el mundo ahora se encuentre con jóvenes que desde diferentes ámbitos de la economía trabajan en busca de alternativas a un paradigma tecnocrático que elimina puestos de trabajo, que se aprovecha de los cuerpos vulnerados y que lo que hace es utilizar a la persona como un medio, como una mercancía.

 

Encuentro con congregaciones religiosas

Jóvenes que también participaran de un encuentro con congregaciones religiosas de lengua española y lengua portuguesa, que tuvo lugar el mismo día en el Centro de Formación La Salle de Roma. Congregaciones que asumen los grupos de Justicia, Paz e Integración de la Creación, y quieren reflexionar, según Eduardo Brasileiro, sobre “el papel de esas congregaciones en la Economía de Francisco y Clara, y que se dispusieron a oír nuestras discusiones acumuladas a lo largo de estos años”, especialmente por parte de la Articulación Brasileña de la Economía de Francisco y Clara y la Red Iglesias y Minería.

Le puede interesar: Eduardo Brasileiro: Economía de Francisco y Clara, «una respuesta a partir de los territorios”

Un encuentro que sirvió para presentar la cartilla “Economía de Francisco y Clara, denuncia a las violencias financieras y anuncio de las economías para el Bien Vivir de los pueblos”. También fue dado a conocer, resalta el joven brasileño, el porqué está presente la perspectiva de Clara, y también cómo las violencias tienen afectado a los territorios. Eduardo relata el interés de esas congregaciones para trabajar en sus ámbitos la Economía de Francisco y Clara.

 

 

MOVIMIENTOW POPULARES, Sujetos constructores - 2022sep


MOVIMIENTOS POPULARES, Sujetos constructores de la historia nueva de la que habla Aparecida


Aparecida ha sido en la historia de la Iglesia contemporánea “una novedad que llega desde las periferias”, en palabras de Emilce Cuda, una de las ponentes en el Congreso Internacional virtual “Aparecida, 15 años después, a la luz del Magisterio del Papa Francisco”, que se celebra de 12 a 14 de septiembre. Algo que se ha consolidado con la llegada a la Sede Pontificia de un Papa que “es la expresión de todo un continente”.

 

Cultura de la vida, cultura de la muerte, cultura del encuentro”

La secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina ha querido aportar en su intervención “una mirada hacia adelante”, mostrando la importancia de concretar todavía hoy lo recogido en el Documento de Aparecida. Su ponencia, que ha titulado “Cultura de la vida, cultura de la muerte, cultura del encuentro”, se ha centrado en los movimientos populares desde Aparecida, queriendo mostrar “todos los desafíos que nos presenta Aparecida, cómo esos movimientos populares se originan, y cómo atendiendo esos desafíos podemos contribuir a hacernos cargo de esos clamores de los cuales los movimientos populares son sujetos activos”.

En Aparecida, algo que asume el Papa Francisco, se presenta una contradicción entre la cultura de la vida y la cultura de la muerte, y lo asume a través de la cultura del encuentro. Un Documento que gira en torno de la palabra vida, según la teóloga argentina, que los pueblos, un sujeto colectivo, tengan vida, y que esa vida la tengan en abundancia. Es más que supervivencia, que engloba “las necesidades naturales y culturales de nuestros pueblos”, insiste Cuda.

 

Muchos latinoamericanos y caribeños hoy no tienen vida

Una realidad que 15 años después continúa presente, pues muchos latinoamericanos y caribeños gritan hoy que no tienen vida, ha insistido la teóloga. Algo que es mucho más básico que cualquier “crítica iluminada al sistema”, que lleva a hablar de corrupción, de deuda externa, de medios hegemónicos, “palabras que nosotros los doctos utilizamos como si con eso pudiésemos dar la vida”, resaltó.

A partir de lo recogido en el Documento de Aparecida sobre los movimientos sociales, Emilce ha querido reflexionar en torno a cómo se organizan hoy estos movimientos, citando la lucha por identidades, preguntándose si ella busca la unidad o es manipulada para fomentar la división en busca del protagonismo de algún sector. También ha abordado la cuestión de los derechos ciudadanos, algo que se cuestiona ante las grandes mareas migratorias, en las que los migrantes son forzados a ello ante la falta de trabajo, y que en el futuro pueden ser consecuencia de factores climáticos y afectar no solo a los pobres, también a la clase media y a los ricos.

 

Movimientos populares y movimientos sociales

Un fenómeno, el de la migración, presente en la vida pastoral de la Iglesia, en las propias parroquias, en la misión, que hoy puede ser en el espacio virtual, que ya no es solo en las periferias, también en el centro. Algo que tiene que ver con el racismo; con la ideología, un concepto que ha cambiado con el paso de los años; con las economías solidarias. La teóloga reflexionaba sobre las diferencias entre movimientos populares y movimientos sociales, preguntándose si esos movimientos populares pueden dar el paso y ser movimientos políticos que reclaman por derechos, siendo “sujetos constructores de la historia nueva de la que habla Aparecida”.

Una pregunta que se hacía la secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina es si fuera de las reuniones académicas, los católicos reconocen a los pueblos como sujeto. Desde el concepto de diversidad y diferencia, Cuda reflexionaba si esas diferencias son creadas para después explotar, segregar y excluir. También ha abordado la cuestión de la escucha, un concepto presente en el proceso sinodal, sobre las actitudes con que se escucha, sobre si esa escucha nos lleva a reconocer al otro como un interlocutor válido, condición para que el diálogo que propone Aparecida se torne una realidad.

 

Papel de los movimientos populares en las comunidades eclesiales

En relación con las comunidades eclesiales, Emilce Cuda se ha preguntado por el papel que en ellas desarrollan los movimientos populares, que no necesariamente son católicos, aunque en su práctica totalidad trabajan ecuménicamente. Citando al Papa Francisco, cuestionaba si estos movimientos populares “son experiencias de salvación comunitaria”, y si son vistos desde la mística y no solo desde la economía, si en ellos descubrimos la presencia de discípulos misioneros. Algo que tiene que ver con el concepto de evangelizar al pobre, y que tiene que llevar a descubrir que la periferia tiene que evangelizar al centro, un centro que está poniendo a la humanidad en riesgo de muerte.

Refiriéndose a Praedicate Evangelium, donde dice que “predicar el Evangelio es la tarea que el Señor Jesús encomendó a sus discípulos”, llamó a cuestionarse sobre lo que entendemos por predicar el Evangelio. Algo que tiene que ver con los gestos y obras en la vida cotidiana, tocar la carne sufriente, lo que reconoce presente en los católicos que participan de los movimientos populares, aunque haya quienes ven su labor como política.

 

Transformar la pasión en acción comunitaria

A la luz del Documento ha reflexionado sobre los conceptos de política partidaria, de familia y cómo se conforma en los espacios periféricos en relación con la sexualidad, la educación, las relaciones familiares, las familias poderosas, mafiosas, narcos, que pueden estar desplazando el rol del Estado vacío. También ha abordado la cuestión de los jóvenes discípulos misioneros, preguntándose si son solo aquellos que están en las comunidades eclesiales, o también los jóvenes universitarios, sindicalistas, militantes de partidos políticos.

Un Documento que también lleva a reflexionar sobre nuestro Credo, lo que la llevado a cuestionar si no estamos siendo engañados por los medios de comunicación masiva a la hora de profesar un credo. Por ello, recordando las palabras del Papa Francisco, mirando hacia el futuro y pensando en esta nueva organización política y católica que son los movimientos populares, la teóloga argentina ha recordado la necesidad de “transformar la pasión en acción comunitaria”, algo que a veces es amor, pero también bronca, que tiene que “convertirse en unión para buscar derechos para las personas en el Planeta”, lo que ve como sana política, como la mejor política.

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Unos movimientos populares que se harán presentes en Asís en el Encuentro sobre la Economía de Francisco, y lo harán de forma colectiva, mostrando que el concepto de pueblo y de sujeto colectivo está presente en los jóvenes de América Latina y el Caribe. Unos movimientos que también reflexionan sobre la crisis socioambiental, provocada por un sistema económico consumidor de las riquezas naturales y de personas, víctimas de la adicción al consumo. Son crisis que demandan soluciones colectivas, a nivel global, internacional, mecanismos políticos. En eso están los movimientos populares.


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domingo, 18 de septiembre de 2022

Fwd: Las mineras en México. Y lo que trajo el neoliberalismo.


Date: sáb, 17 sept 2022 

Las mineras en México.

Y lo que trajo el neoliberalismo.


Antonio Gershenson. @AntonioGershenson antonio.gershenson@gmail.com


Para hablar de la minería en México tenemos que referirnos primero al sistema de saqueo más antiguo en el país. Y luego podemos clasificarla como la más peligrosa para la salud humana, física y mental, y no podemos olvidar que los recursos minerales han generado una gran riqueza para las compañías nacionales y extranjeras, las cuales han actuado sin miramientos ante el gran daño ambiental que esta industria ha provocado.


A partir de 1907 Manuel González Cosío, entonces secretario de Fomento, formó una comisión para presentar el proyecto de ley minera que reformaba la vigente desde 1892. Con esta ley se impedía a empresas extranjeras adquirir minas en México. Además, se les obligaba constituirse bajo las leyes mexicanas, no sin la protesta de empresarios estadunidenses, especialmente.


Aun con la metodología marxista, analizando a fondo cómo pudo surgir la acumulación originaria del capital de forma tan rápida a través de la extracción minera y, la enorme trascendencia de ese hecho, creemos que tal vez Friedrich Engels y Karl Marx se quedaron cortos.


El proceso de acumulación originaria del capital también continuó con la esclavitud en diversas expresiones, con la explotación bárbara que ha caracterizado al capitalismo. El proceso de transformación de la economía mundial no se explica sin los delitos cometidos en contra de los derechos humanos de las víctimas de ese sistema.

Según el criterio marxista, la acumulación originaria del capital, es el proceso que lleva a la humanidad del feudalismo, a la humanidad deshumanizada. "... de la transformación de la explotación feudal en explotación capitalista…" y que la estructura económica de la sociedad capitalista surge de aquella que sostuvo al feudalismo.


Uno de los mejores ejemplos de cómo el capitalismo se desarrolló en forma vertiginosa fue, y es, la actividad extractiva. Con las características de siempre que la convierten en uno de los peores trabajos por las siguientes características: condiciones laborales pésimas, horarios inclementes, sueldos paupérrimos, exposición a elementos químicos que provocan graves enfermedades e insuficientes medidas para que el personal operativo tenga alguna oportunidad de continuar con su desarrollo personal.


La minera, como ya dijimos, es de las profesiones más antiguas, ha escrito episodios trágicos desde que se inició. La cantidad de accidentes y de conflictos sindicales, tienen un historial demasiado largo. No obstante, los problemas de todo tipo que ha generado esta industria, desde siempre, han creado las condiciones bajo las que trabajan los obreros, éstas no han mejorado ni con la nueva tecnología. Al contrario, se les considera como gajes del oficio.


A las empresas explotadoras de metales no les interesa invertir en mejoras para la seguridad, el mantenimiento y la estabilidad de cada pozo, túnel o área de trabajo complicada.


El altísimo riesgo de este rubro nos orilla a pensar que no sólo no debe considerársele más como el segundo sostén de la economía nacional, sino que deben presentarse proyectos de rehabilitación del hábitat y de la geografía del paisaje.


Además, es imperativo decretar nuevas leyes que pongan un alto definitivo a la extracción irracional que actualmente permiten las licitaciones y concesiones que tienen las empresas privadas, a las que no se les exige la máxima responsabilidad ante sus trabajadores. Asimismo, urgen leyes que promuevan la participación obligatoria, como lo exigen artículos constitucionales como el 123, para que los sindicatos sean los verdaderos representantes ante las patronales. De otra forma, la revisión de los contratos siempre quedará en manos de los empresarios, quienes nunca se han caracterizado por su benevolencia.


Por otra parte, no olvidemos que el artículo constitucional 73, en su fracción X, señala que únicamente el Congreso de la Unión tiene la autorización de legislar en materia de minería: Para legislar en toda la República sobre hidrocarburos, minería, sustancias químicas, explosivos, pirotecnia, industria cinematográfica, comercio, juegos con apuestas y sorteos, intermediación y servicios financieros, energía eléctrica y nuclear y para expedir las leyes del trabajo reglamentarias del artículo 123.


Por otra parte, no debe olvidarse que la minería es una de las actividades más contaminantes, independientemente del avance de la tecnología extractiva. En pleno siglo XXI, aún no se resuelven los viejos problemas de higiene e inseguridad, mismos que han causado múltiples daños entre su personal, enfermedades que acaban con el obrero y con sus familias que viven con la incertidumbre de sufrir accidentes en cualquier momento o por el despido injustificado por parte de los patrones.


La irracional explotación, el poco apoyo para la investigación en tecnología que permita mejorar las condiciones laborales y la accesibilidad a pozos y túneles, abren el camino a la negligencia administrativa y a la corrupción.

Todavía en 2021, la industria minera y la metalúrgica representaron 9.62% del producto interno bruto. La pregunta es ¿puede seguir siendo esta industria extractiva, una actividad sostenida como hasta ahora?

 

 

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