PLANETA TIERRA: ¡ALERTA ROJA!
Pedro
Pierre
El
22 de abril pasado hemos conmemorado el Día Mundial de la Tierra. Las redes
sociales y las actividades y los escritos de muchos defensores del Medio
Ambiente nos han informado y alertado sobre el suicidio colectivo al que nos
encaminamos, ya que muy poco hacemos para respetar la Tierra y revertir la
actual destrucción acelerada de la naturaleza. Una conferencia reciente del
teólogo de la liberación y ecologista brasileño, Leonardo Boff, me ha llamado
particularmente la atención por las alarmas ecológicas que lanza desde años:
“Si no cambiamos vamos a desaparecer dentro de pocos años”. Dijo en esta charla
reciente: “En 2027 los calores serán insoportables para los humanos en la mayor
parte del planeta y muchas plantas y animales no podrán soportarlos porque
necesitan tiempos para adaptarse”. Estamos a sólo 4 años de este desastre de la
vida y la mayoría de los gobiernos, las empresas contaminantes y las
multinacionales agroindustriales y mineras nos cambian radicalmente sus
prácticas destructoras… lo que nos confirma “una muerte anunciada” de
innumerables seres vivos.
Ya
en el año 1987, hace 36 años, un informe de las Naciones Unidas nos informaba
de las consecuencias de la destrucción de la naturaleza y del mal uso de sus
recursos: "La Tierra es una, pero el mundo no lo es. Todos dependemos de
una sola biosfera para el sustento de nuestras vidas. Algunos utilizan los
recursos de la Tierra a un ritmo tal que dejarían poco para las futuras
generaciones. Otros, en proporción aún mayor, consumen demasiado poco y viven
con un panorama de hambre, miseria, enfermedad y muerte prematura”.
En
el año 2,000, hace 23 años, un grupo de científicos y de personas conocidas,
entre otras Leonardo Boff, el ex presidente de la Unión Soviética-URSS Mijaíl
Gorbachov, la conocida cantante argentina Mercedes Soza, lanzaban un grito de
alerta con la “Carta de la Tierra”. Esta afirma que la protección
medioambiental, los derechos humanos, el desarrollo igualitario y la paz son
interdependientes e indivisibles. He aquí las primeras y últimas líneas: “Nos
encontramos en un momento crítico en la historia de la Tierra, un momento en el
que la humanidad debe elegir su futuro. Somos una sola familia humana y
una sola comunidad terrestre con un destino común”.
En
2015, el papa Francisca nos daba su carta encíclica “Laudato si - Alabado seas” sobre el cuidado de la casa común
por su destrucción acelerada. El papa Francisco realizó una «crítica mordaz del
consumismo y el desarrollo irresponsable» con un alegato en favor de una acción
mundial rápida y unificada «para combatir la degradación ambiental y el
cambio climático».
No
hemos tomado en serio estos llamados apremiantes: Bien poco hemos hecho
personal y colectivamente para detener la destrucción sistemática de nuestro
planeta, al punto que ahora estamos en una situación irreversible. Tenemos que
prepararnos a soportar pronto situaciones extremas de supervivencia frente a un
clima hostil y numerosos virus nuevos cada vez más destructores. Así de
sencillo y fatal.
Leonardo
Boff nos explica que 3 son los mayores problemas que nos afectan profundamente.
Primero está la degeneración progresiva de la Tierra porque, mediante la
contaminación, destruimos las bases de la renovación de la vida terrestre. El
segundo es el consumo exagerado de sus recursos que utilizamos irresponsablemente
sus recursos limitados y no le damos el tiempo necesario para reponerlo: la
empobrecemos sin pensar a la escasez que estamos produciendo para las futuras
generaciones. El tercero es calentamiento global: Aumenta el calor de las
piedras que provocan innumerables incendios que no se pueden combatir
eficazmente, desertificando inmensas regiones.
Para
limitar el desastre ambiental, Leonardo Boff nos sugiere una doble conversión.
La Tierra es un ser vivo como nosotros y nosotros somos no aparte de ella sino
parte viva y amorosa de ella. Para lograrlo debemos conformar Comunidades
Ecológicas en las que nos ayudemos a cambiar la mente y el corazón. La
conversión mental consiste en desterrar miestra visión destructora de la Tierra
porque pensamos que la podemos utilizar como nos place sin respetar sus
limitaciones y sus derechos. La segunda conversión es afectiva, o sea, del
corazón. Como seres humanos hemos desarrollado, gracias a la fuerza de la vida
recibida de la misma Tierra, la capacidad de amar. Tenemos sentimientos,
alegrías, dolores y amor como todos los seres vivos. La diferencia está en la
consciencia que tenemos de aquello. Tenemos que enterrar esta visión o complejo
de superioridad que nos hace considerarnos falsamente ‘dueños y señores’ de la
naturaleza, sin descubrir que todo, todas y todos dependemos unos de otros. Nos
destruimos cuando la destruimos. Eso es la doble conversión ecológica que
necesitamos urgentemente si no queremos desaparecer.
Leonardo
Boff nos invita a conformar grandes regiones de vida saludable y de convivir
armonioso para resistir los cambios irreversibles que se nos vienen, a imagen
de las Comunidades indígenas que viven la complementariedad social y la armonía
con la naturaleza. Se trata de aprender su “Bien vivir y convivir”. Actualmente
en el planeta hay 111 ‘regiones ecológicas’ que viven de esta manera. Tenemos
que comenzar y fortalecer esta nueva manera de vivir y convivir
individualmente, en familia, en pequeñas Comunidades articuladas e integradas las
unas con las otras. Así desterraremos definitivamente la actual organización
capitalista perversamente destructora del ser humano y de la naturaleza. Dijo
el papa Francisco: “¡O nos salvamos juntos o nos perdemos todos!”
Seamos
los incansables artesanos de esta utopía esperanzadora que ha comenzado o
continúa a ser realidad. Dios no quiere nuestra perdición sino nuestra
salvación: Allí está el camino del Reino inaugurado por Jesús de Nazaret.
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