Voces que resisten, manos que se encuentran:
Tejiendo respuestas en tiempos de crisis global
Síntesis del 1er. Círculo de Diálogo y Acción Compartida
20 de octubre de 2025
Reunidos recientemente en el primero de nuestros círculos de diálogo y acción, para abrir un espacio de escucha, reflexión y discernimiento colectivo, sostuvimos no un evento académico, sino un encuentro vivo, urgente y necesario entre luchas que laten desde los territorios, desde el dolor, desde la esperanza y desde la dignidad.
Llegamos con una pregunta abierta —una que atraviesa a los movimientos sociales, a las organizaciones, a quienes defendemos derechos, territorio, memoria y vida—:
¿Cómo construir estrategias comunes en un tiempo donde el neoliberalismo muta y los autoritarismos resurgen con nuevos rostros y nuevas violencias?
La discusión partió de una constatación dolorosa pero lúcida: vivimos una coyuntura donde los proyectos progresistas —incluyendo los de nuestra región— enfrentan límites estructurales, presiones geopolíticas y contradicciones internas; mientras el modelo neoliberal sigue vivo en instituciones, leyes, corporaciones y mentalidades. La disputa por el sentido del futuro está lejos de haberse resuelto.
Escuchar las luchas concretas
Las palabras más fuertes del taller no vinieron de análisis abstractos, sino de los testimonios:
La defensa del bosque y del territorio en la Malintzi, Tlaxcala —con arrestos injustos, criminalización, miedo impuesto por el poder, pero también con organización comunitaria, amor a la tierra y victoria colectiva en la liberación de compañeros injustamente detenidos.
La voz de familiares de personas desaparecidas en Guerrero, que cargan once años de lucha por verdad y justicia en el caso Ayotzinapa, enfrentándose a la indiferencia, al ocultamiento y a estructuras criminales enquistadas en las instituciones del Estado.
La palabra espiritual que recordó que el territorio no solo se habita: se cuida, se honra, se escucha. Que la lucha no es solo política: es ética, afectiva, ancestral.
Cada testimonio habló desde un dolor particular, pero también desde una fuerza que nace cuando el miedo pierde dominio y la palabra se hace camino.
Aprendizajes compartidos
Del encuentro surgieron resonancias profundas:
La violencia no solo mata cuerpos: busca quebrar organización, memoria, confianza y comunidad.
Las resistencias no se construyen solo con consignas: nacen de vínculos, de tejido humano persistente, de la convicción de que no podemos normalizar el horror ni renunciar al sueño de justicia.
No basta acumular luchas: es urgente articularlas.
Una frase quedó flotando en el aire, como síntesis y advertencia:
La fragmentación es una herramienta del poder; la organización, una herramienta del pueblo.
Ante ello reconocimos con honestidad: estamos dispersas, dispersos; cada quien defendiendo su trinchera. Pero algo cambió en este encuentro: dejamos de ver nuestras luchas como islas. Descubrimos la posibilidad —y la necesidad— de caminar juntas y juntos.
Hacia un horizonte común
Las acciones inmediatas acordadas —movilizar, acompañar, encontrarnos de nuevo, amplificar voces— no son solo tareas logísticas: son pasos para tejer un proceso mayor.
Estamos convocadas y convocados a construir:
- un espacio estable de formación política colectiva,
- una articulación de luchas territoriales,
- una red de acompañamiento mutuo frente a la criminalización y el aislamiento,
- y una visión de país donde la defensa de la vida sea el núcleo ético y político.
Este círculo-taller no fue una meta: fue un punto de partida.
Palabras finales desde la memoria y la rebeldía
Terminamos con silencios, abrazos y preguntas abiertas. Pero también con certeza:
No estamos solas. No estamos solos.
Y desde esa convicción levantamos nuestra voz, no como consigna sino como compromiso:
- Con Palestina, porque ningún pueblo debe ser masacrado ni expulsado de su tierra. Denunciamos el genocidio sostenido por los poderes imperiales, y abrazamos la resistencia que guarda dignidad incluso bajo escombros y ceniza.
- Con nuestras hermanas y hermanos migrantes, porque ningún ser humano es ilegal. Frente a la maquinaria xenófoba y las políticas fascistas que pretenden convertir el miedo en frontera, afirmamos: la tierra es de todas y todos, y la hospitalidad es un derecho humano y espiritual.
- Con los pueblos de América Latina, hoy amenazados por autoritarismos de derecha y fundamentalismos políticos que buscan desmovilizar, dividir y silenciar. Acompañamos sus caminos con la certeza de que la memoria rebelde de nuestros pueblos es más antigua que cualquier régimen y más fuerte que cualquier tiranía.
Hoy reafirmamos lo que la historia nos ha enseñado una y otra vez:
- Cuando el poder destruye, los pueblos resisten.
- Cuando intentan silenciarnos, tejemos palabra.
- Cuando intentan dividirnos, tejemos comunidad.
- Cuando quieren miedo, elegimos esperanza organizada.
Seguimos. Porque lo que defendemos —la vida, la dignidad, la justicia— está en grave riesgo.
© Secretariado Social Mexicano.
Fondo Memorial Menllacar.
Fundación Don Sergio Méndez Arceo.
Servicio Internacional Cristiano de Solidaridad
con América Latina “Oscar Arnulfo Romero” – Sicsal México.
Casanicolás. Casa del Migrante.
Mujeres para el Diálogo.
Red de Solidaridad Sacerdotal.
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