COMUNIDADES ECLESIALES DE BASE
48ª Asamblea General de la CNBB, Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil
Brasilia, 4 a 13 de mayo de 2010
Introducción
"Las Comunidades Eclesiales de Base", decíamos en 1982, constituyen "en nuestro país, una realidad que expresa uno de los trazos más dinámicos de la vida de la Iglesia (…)" (Comunidades Eclesiales de Base na Igreja do Brasil, CNBB, doc. 25,1). Después de la Conferencia de Aparecida (2007) y del 12º Intereclesial (Porto Velho, 2009), queremos ofrecer a todos nuestros hermanos y hermanas un mensaje breve de ánimo, para la caminada de nuestras CEBs.
Queremos reafirmar que ellas continúan siendo una "señal de la vitalidad de la Iglesia" (RM 51). Los discípulos y las discípulas de Cristo en ellas se reúnen para una atenta escucha de la Palabra de Dios, para la búsqueda de relaciones más fraternas, para celebrar los misterios cristianos en su vida y para asumir el compromiso de transformación de la sociedad. Además de ello, como afirma Medellín, las comunidades de base son "el primer y fundamental núcleo eclesial (…), célula inicial de la estructura eclesial y foco de evangelización y, actualmente, factor primordial de la promoción humana (…)" (Medellín 15).
Por ello, "Como pastores, atentos a la vida de la Iglesia en nuestra sociedad, queremos mirarlas con cariño, escucharlas e intentar descubrir a través de su vida, tan íntimamente vinculada a la historia del pueblo en el cual están insertas, el camino que se abre ante ellas hacia el futuro". (CNBB 25,5).
Los desafíos para las CEBs hoy: la sociabilidad básica en el clima cultural contemporáneo
Con los grandes cambios que se están operando en todo el mundo y en nuestro país, las CEBs enfrentan nuevos desafíos: en una sociedad globalizada y urbanizada, ¿cómo vivir en comunidad? Nacidas en un contexto en gran parte rural, ¿van a ser capaces de adaptarse a los centros urbanos que tienen un ritmo de vida diferente y son caracterizados por una realidad plural? En este contexto, hay otro desafío: ¿cómo trasmitir a las nuevas generaciones las experiencias y valores de las generaciones anteriores, incluso la fe y la manera de vivirla? Solo una Iglesia con diferentes formas de vivir la misma Fe va a ser capaz de mantener un diálogo relevante con la sociedad contemporánea.
El siglo XX fue, sin duda, el siglo de la globalización. Sus consecuencias para la vida cotidiana son tantas que hoy se dice que el mundo no vive solamente una época de cambios, sino "un cambio de época, cuyo nivel más profundo es el cultural" (DAp 44). De hecho, "la ciencia y la técnica, cuando son puestas exclusivamente al servicio del mercado (…) crean una nueva visión de la realidad". (DAp 45); pero ello no significa un paso rumbo al desarrollo integral propuesto por la encíclica Populorum progressio y reafirmado por el papa Benedicto XVI en Caritas in Veritate, porque la lógica del mercado destruye la estructura de sociabilidad básica que se expresa en las relaciones de tipo comunitario. A medida que él avanza, aleja las relaciones de cooperación y solidaridad e introduce relaciones de competencia en las cuales el más fuerte es quien tiene ventaja.
De esta forma, es preciso valorar las experiencias de sociabilidad básica: las relaciones fundadas en la gratuidad, que se expresan en la dinámica de ofrecer-recibir-retribuir. El cultivo de la reciprocidad tiene como espacio primero aquel en donde el vecindario territorial es importante para la vida cotidiana, como en áreas rurales, barrios de periferia y villas miseria. Es la solidaridad entre vecinos -mejor diciendo, entre vecinas- lo que garantiza el cuidado con las/los niñas/os, personas de la ‘tercera edad’ y enfermos, por ejemplo. No por casualidad, estos espacios periféricos favorecen el desarrollo de asociaciones de vecinos y movimientos que reivindican mejoras del equipo urbano, también el desarrollo de las propias Comunidades Eclesiales de Base (CEBs). Son las relaciones de reciprocidad que, promoviendo la solidaridad que es la fuerza de los pobres y pequeños, permite que se diga que "gente sencilla, haciendo cosas pequeñas, en lugares poco importantes, consigue cambios extraordinarios".
El recorrido histórico de las CEBs en Brasil
La experiencia de las CEBs no surgió de una planificación previa. Sino de un impulso renovador, como un soplo del Espíritu, ya presente en la Iglesia en Brasil. Ese impulso renovador se manifiesta de forma creciente en los años ‘50 y ’60 del siglo XX. En verdad, los tiempos se tornaron maduros para una nueva conciencia histórica y eclesial: primero, por la emergencia de un nuevo sujeto social en la sociedad brasilera, el sujeto popular, que anhelaba participación; segundo, por la emergencia de un nuevo sujeto eclesial, portador de una nueva conciencia en la Iglesia. Éste, anhelaba participar activa y co-responsablemente de la vida y de la misión de la Iglesia. Ese sujeto provoca nuevas descubiertas y conversiones pastorales (CNBB 25,7).
En ellas se revigoraban o restauraban las relaciones de reciprocidad, favoreciendo la reconstrucción de las estructuras de la vida cotidiana, del mundo de la vida, en un contexto social adverso. La interacción entre la CEB en cuanto organismo eclesial y la comunidad local de vecinos es una de las grandes contribuciones de la Iglesia a la conquista de los derechos de ciudadanía en nuestro país. Al acoger pastoralmente a la población rural o migrante en capillas y salones improvisados en los cuales ellas se sintiesen "en casa", la Iglesia les ofreció una posibilidad de organizarse autónomamente, cuando las empresas y los poderes públicos solamente veían en ella el potencial de mano de obra a ser empleada en el proceso de industrialización.
La experiencia de los inter-eclesiales
Los Encuentros Inter-eclesiales de las CEBs son patrimonio teológico y pastoral de la Iglesia en Brasil. Desde la realización de primero, en 1975 (Vitoria - ES), reúnen diversas diócesis para intercambio de experiencias y reflexión teológica y pastoral acerca de la caminada de las CEBs. Hemos vivido doce encuentros nacionales, diversos encuentros de preparación en varias instancias (parroquias, diócesis, regionales) y, desde la realización del 8º Inter-eclesial realizado en Santa Maria - RS (1992), son efectuados seminarios de de preparación y profundización en los temas del encuentro.
Expresión visible de eclesialidad de las CEBs, los Encuentros Intereclesiales reúnen obispos, religiosos y religiosas, presbíteros, asesores y asesoras, animadores y animadoras de comunidades, así como invitados especiales de otras iglesias cristianas y tradiciones religiosas. En ellos se expresa la comunión entre los fieles y sus pastores.
Espiritualidad y vivencia eucarística
El Concilio Vaticano II, eminentemente pastoral, provocó un gran impacto en la Iglesia. Sus grandes ideas llaves, trajeron la fundamentación teológica de la intuición, ya sentida en la práctica, de que la renovación pastoral debe hacerse a partir de la renovación de la vida comunitaria y la comunidad, debe ser transformarse en instrumento de evangelización. (CNBB 25,11)
La exigencia del Vaticano II es de carácter estrictamente teológica, de orden trinitario. La esencia íntima de Dios no es la soledad, mas la comunión de tres divinas Personas. La comunión -koinonia, communio - construye la realidad y la categoría fundamental que penetra a todos los seres y que expresa mejor la presencia de Dios-Trinidad en el mundo. Es la comunión que hace a la Iglesia ser "comunidad de fieles"". Por esta razón el Vaticano II hacer derivar la unión del Pueblo de Dios de la Unidad existente entre las tres divinas Personas (LG-4)
La Trinidad nos sitúa desde el inicio, en el corazón del misterio de la comunión. El Papa Juan Pablo II, hablando a los obispos en Puebla, el 28 de enero de 1979, proclamó: "Nuestro Dios en su misterio más íntimo no es soledad, sino una familia… y la esencia de la familia es el amor". La comunión y la comunidad, deben estar presentes en todas las manifestaciones humanas y en todas las concretizaciones eclesiales.
Por esta razón, la Eucaristía, está en el centro de la vida de nuestras comunidades de base. Es el sacramento que expresa comunión y participación de todos y de todas, como una gran familia alrededor de la Mesa del Padre. Hay comunidades que reciben la comunión eucarística gracias a la presencia del Santísimo en el lugar o por el servicio de un ministro extraordinario de la sagrada comunión. Como nuestras CEBs, en su mayoría, "no tienen oportunidad de participar de la Eucaristía dominical", por falta de ministros ordenados, "ellas pueden alimentar su ya admirable espíritu misionero participando de la ‘celebración dominical de la Palabra’, que forma parte del misterio pascual en el amor que reúne (cf. 1 Jn 3, 14), en la Palabra acogida (cf. Jn5, 24-25) y en la oración comunitaria (cf. Mt 18,20)" (DAp 253).
La realidad de las CEBs se expresa en la liturgia y también en la diaconía y en la profecía. La diaconía educa, cura las heridas, multiplica y distribuye el pan y convoca a la solidaridad y a la comunión. La profecía anuncia el designio de Dios y denuncia los abusos, la mentira, la injusticia, la explotación y exige conversión. Por esto, sufre persecución, difamación, muerte.
Tenemos dos personas, testigos recientes de ese doble ministerio de los discípulos y discípulas de Jesucristo: la Médica Zilda Arns y la hermana Dorothy Stang. Hace mucho tiempo conocidas por nuestras comunidades pobres de todo Brasil, ellas inspiraron la acción de las CEBs. Ellas entregaron la vida y nos dejaron su testimonio de fe y amor a los pobres, débiles, desamparados y discriminados.
Esta espiritualidad también posibilitó la producción de una rica manifestación artística en nuestras comunidades - músicas, poesías, pinturas, símbolos, -- típicos de la práctica religiosa y cultural de nuestro pueblo, y que también son instrumentos de evangelización y misión.
Vivencia y Anuncio de la Palabra de Dios y el Testimonio de fe
"La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros" (Jn 1,14). La acogida de la Palabra de Dios y la vivencia comunitaria de la fe, son indisociables en las CEBs. La Biblia forma parte de día a día de la comunidad, está presente en los grupos y pastorales, en las liturgias y en la formación, en la oración y en las acciones que buscan superar las desigualdades e injusticias de la sociedad brasileira.
Son espacios privilegiados de lectura bíblica en las CEBs los círculos bíblicos y grupos de reflexión. En ellos el pueblo se constituye como sujeto eclesial, asume su lugar en la comunidad y en la sociedad. El protagonismo de los laicos en las CEBs es expresión viva de una iglesia que se renueva animada por el Espíritu Santo, es también una señal de que el discipulado están surgiendo nuevos discípulos, ministerios y servicios.
"El ministerio de la Palabra exige el ministerio de la catequesis a todos, porque ‘fortalece la conversión inicial y permite que los discípulos misioneros puedan perseverar en la vida cristiana y en la misión en medio del mundo que los desafía’" (DGAE 64; DAp 278c) La misma vida en comunidad ya es una forma de catequesis. Ella predispone para profundizar en la fe y la vida cristiana por medio del ministerio de la catequesis y también por el testimonio fraterno de sus miembros.
Solidaridad y servicio
Alimentados por la Palabra de Dios y por la vivencia de la comunión, las CEBs promueven solidaridad y servicio. Reuniendo personas humildes, las CEBs ayudan a la Iglesia a estar más comprometida con la vida y el sufrimiento de los pobres, como hizo Jesús. Ellas manifiestan más claramente, que "el servicio de los pobres es medida privilegiada, aunque no exclusiva, del seguimiento de Cristo" (DP 1145).
Más aun, el surgimiento de las CEBs, junto con el compromiso con los más necesitados, ayudó a la Iglesia a "descubrir el potencial evangelizador de los pobres", en primer lugar, porque interpelan a la Iglesia, llamándola a la conversión, segundo, porque "realizan en su vida los valores evangélicos de la solidaridad, servicio, sencillez y disponibilidad para acoger el don de Dios (DP 1147). Las vocaciones sacerdotales y religiosas despertadas por las CEBs son señales de vitalidad espiritual, comunión eclesial y un nuevo estímulo de consagración a Dios.
La formación de los discípulos misioneros
En su experiencia ya madurada, las CEBs quieren ser Iglesia según el deseo del Vaticano II: una Iglesia toda ministerial al servicio del Reino de Dios. La formación del discípulo misionero comienza dentro de ellas, por la experiencia de un encuentro feliz y alegre con la persona de Jesús, su vida y su destino. Como Jesús convocó discípulos y discípulas para estar con él y con el aprender el amor al Padre, la fidelidad al Espíritu y el compromiso para la transformación del mundo, en un mundo de hermanos y hermanas.
Por su capacidad de cuidar de la formación de propia comunidad y de mirar con compasión, la realidad, las CEBs pueden y deben ser cada vez más escuelas que ayudan a "formar cristianos comprometidos con su fe, discípulos y misioneros del Señor, con el testimonio y la entrega generosa, hasta derramar la sangre, de muchos de sus miembros". (DAp 178)
Participación en los movimientos sociales, de ciudadanía, de defensa del medio ambiente en vistas de la construcción del Reino de Dios
En lo referente a la relación de las CEBs con la dimensión socio-política de la evangelización, el Sínodo sobre La Justicia en el Mundo (en 1971), ya había afirmado que "la acción por la justicia y la participación en la transformación del mundo nos aparecen claramente como una dimensión constitutiva de la predicación del Evangelio, esto es, de la misión de la Iglesia por la redención del género humano y la liberación de toda situación de opresión" (Introducción) En consecuencia, la Iglesia de Brasil exhorta a las CEBs y demás comunidades eclesiales a mantenerse fieles a la propia fe, en el contenido, y los métodos, en la búsqueda de la plena liberación, superando la tentación "de reducir la misión de la Iglesia a las dimensiones de un proyecto puramente temporal". (CNBB 25, 64ss, cf. EN32).
En relación a la aproximación de las CEBs, con los movimientos populares en la lucha por la justicia, el documento 25 de la CNBB afirmaba que ellas "no pueden arrogase el monopolio del Reino de Dios". En verdad, la CEB debe tomar conciencia de que, "como Iglesia, es un signo e instrumento del Reino, y aquella pequeña porción del pueblo de Dios donde la Palabra de Dios es acogida y celebrada en los sacramentos… sobre todo en la Eucaristía". (70ss). Las CEBs buscan, si, la "colaboración fraterna con personas y grupos que luchan por los mismo valores (73)
Las CEBs han despertado en muchos de sus miembros la espiritualidad del cuidado para con la vida de los seres humanos, de todas las formas de vida y la vida del Planeta Tierra. La espiritualidad del cuidado, ha motivado el surgimiento de gestos y actitudes éticas de respeto, de veneración de ternura, de cooperación solidaria, de compañerismo, que promuevan la inclusión de todos y de todo en el misterio de la vida.
Las CEBs promueven la participación activa de sus miembros en grupos de economía solidaria popular, rescatando el sentido original de la economía como la actividad destinada a garantizar la base material de la vida personal, familiar, social y espiritual. Contribuye así, para que el trabajo humano, además de ser lugar de edificación de la dignidad humana y promoción de la justicia social, sea también responsable por la promoción del Desarrollo sostenible.
Espíritu de apertura ecuménica y de diálogo inter-religioso.
Una de las dimensiones de la espiritualidad cultivada por las CEBs es la del diálogo. Ecuménico e interreligioso, que comienza por la apertura al mundo de otro, promoviendo la unidad en la diversidad y buscando las semejanzas en la diferencia. Esta espiritualidad dialogal, ha sido asumida por las CEBs como una misión de fraternidad cristiana, en una actitud de profundo respeto a las demás manifestaciones religiosas, en búsqueda de la comunión universal. Esta espiritualidad nace de un deseo expresado por Jesús: "Que todos sean Uno". (Jn 17, 21
Formación de una red de comunidades
Los miembros de las CEBs son discípulos de Cristo y ayudan a formar otras comunidades. En medio de las grandes extensiones geográficas y poblacionales, la comunidad eclesial de base requiere que las relaciones sean de fraternidad, compartir la vida, los bienes y la propia experiencia de fe. Ella debe provocar un encuentro permanente con la Palabra de Dios y celebrar la liturgia, en alegría y en fiesta, la salvación que Jesús nos trajo.
La experiencia de fe y de participación hace madurar a la comunidad eclesial de base, y le confiere características propias, llevándola a una relación fraterna de igualdad con las demás comunidades pertenecientes a la misma parroquia. En esta dinámica, la matriz parroquial gana mayor relevancia pastoral en la medida en que pasa a ejercer la función articuladora de las comunidades.
Exhortamos a que la parroquia busque transformarse en "Red de comunidades y grupos, capaces de articularse consiguiendo que sus miembros se sientan realmente discípulos misioneros de Jesucristo en comunión" (DAp 172), teniendo por modelo las primeras comunidades cristianas presentadas en los Hechos de os Apóstoles (Hech 2 y 4). Así, la parroquia será más viva, junto con sus comunidades, coordinadas por laicos y laicas, por diáconos permanentes, animados por religiosos y religiosas, y que tengan en Consejo Pastoral Parroquial, presidido por el párroco, su principal articulador pastoral.
Conclusión
En comunión con otras células vivas de la Iglesia, comunidades de discípulos y discípulas generadas por el encuentro con Jesucristo, Palabra hecha carne (Cf. Jn 1,14), como son los movimientos, las nuevas comunidades, las pequeñas comunidades, que integran la red de comunidades que la parroquia esta llamada a ser, reafirmamos aquí lo que está escrito en el documento 25 de la CMBB: Al concluir estas reflexiones, deseamos agradecer a Dios por el don que las CEBs son para la vida de la Iglesia en Brasil, por la unión existente entre nuestros hermanos y sus pastores, y por la esperanza de que este nuevo modo de ser Iglesia se va volviendo siempre mas fermento de renovación en nuestra sociedad". (94)
Pegado de http://caminomisionero.blogspot.com/2010/05/por-cnbb-publicado-por-adital-brasilia.html