Luciani: que este sínodo represente un giro eclesiológico en continuidad Vaticano II
Rafael Luciani, teólogo venezolano y que participa en el Sínodo Especial para la Amazonía, subraya que las raíces de este evento sinodal las encontramos ya en el Concilio Vaticano II y en algunos documentos de las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano. Entrevista.
Manuel Cubías – Ciudad del vaticano
23 octubre 2019
¿Cuál es la novedad que el Sínodo ofrece a la Iglesia en la Amazonía?
Es el sínodo que luego del Concilio Vaticano II nos da la oportunidad de pensar la estructura ministerial de la Iglesia. Esto es un cambio inmenso, porque durante el segundo milenio hemos vivido un momento de uniformización de la Iglesia y, en este momento, estamos viviendo ese Kairós que ha explotado como dice el Papa Francisco, y que eso se verá representado ahora en una serie de ministerios nuevos que van a servir a la Iglesia universal, no solo en la región. Creo que es importante que este sínodo represente un giro eclesiológico en continuidad con el Concilio. El eje central, además del eje ecológico, es el eje ministerial que va a tener un gran impacto en la forma de ser y de hacer de la iglesia.
Las cuatro conversiones a las que está llamada la Iglesia. ¿Cómo las hace suyas el sínodo?
Hay cuatro ejes fundamentales que ahora veremos a la luz del documento que salga. Una es la conversión pastoral que el Papa Francisco introduce en la Evangelii gaudiun, pero que viene de Santo Domingo, y luego se retoma en Aparecida. Esta conversión nos invita al contacto directo con el pueblo de Dios, de todos nosotros desde la base trabajando juntos.
Luego viene la conversión sinodal, que es el momento en que estamos ahorita, cómo la Iglesia debe partir desde la base, en diálogo, en comunicación, en consulta y desde allí generar las estructuras y decisiones que puedan llevar a buen término las decisiones de la Iglesia. Es decir, una Iglesia sinodal no es solo una iglesia que hace sínodos, sino que es una Iglesia que toda su dimensión comunicativa y participativa se piensa desde la sinodalidad.
Luego viene la conversión ministerial que es el Kairós que estamos viviendo en este momento a través del sínodo para la Amazonía. Si queremos responder al momento actual que estamos viviendo, es necesario que la diaconía de la Iglesia, el servicio de la Iglesia en el mundo tiene que encontrar nuevas formas a través de las mujeres, a través de los hombres, que su servicio en las comunidades sea la prioridad, no se trata de una Iglesia centrada en el clero, sino en la comunidad. Y desde la comunidad se van reconociendo los servicios que se necesitan y la comunidad pasa a ser el centro que estructura la vida eclesial, aquello que llamaba Medellín, comunidad de comunidades.
La conversión ecológica es este llamado profético a recuperar las zonas que han sido afectadas, pero que no solo son un problema regional, sino que son un problema que preocupa a toda la tierra entera, a la madre tierra, a la hermana tierra y hoy podemos decir, a la tierra que es víctima de todos nosotros, no solo a través de las políticas de los gobiernos, sino también de la conciencia que debemos de tener a nivel personal y a nivel institucional por la creación.
¿Hasta dónde puede llegar el Sínodo en cuanto al papel de las mujeres en la Iglesia?
Debe de llegar a la incorporación no de facto, que ya acontece, porque las mujeres son las que llevan nuestras comunidades en la mayoría de lugares en América Latina y en la Amazonía. El Paso es cómo hacer que esos sean ministerios instituidos, que implique un mandato del obispo y un reconocimiento de toda la comunidad. Hacia allá es donde camina el sínodo y eso lo vamos a ver pronto en nuevos ministerios que no son solo para las mujeres, sino para hombres y mujeres. Esto va a cambiar, este es el gran aporte del sínodo, un ministerio que sea para todos.
¿Y después del Sínodo, qué viene?
Ahora viene el trabajo más fuerte: la recepción del sínodo. Allí tenemos planteado a través del Grupo Iberoamericano de teología colaborando con la repam, celam y otros organismos y a través de las estructuras de universidades jesuitas también, como podemos impulsar este camino de ministerios, de conservación de la ecología y de una iglesia que tiene que responder a la actualidad.
Minería en Venezuela. Efectos en los pueblos originarios
La situación es dramática y conocida a través de las denuncias que se han hecho. Es una zona deforestada con fines extractivistas. Las personas son explotadas. Esto ha causado un impacto ambiental y cultural porque estamos hablando de culturas, de pueblos originarios que han vivido en esta zona y es su derecho estar allá. La iglesia a través de los vicariatos está presente, comunidades como los salesianos han hecho una fuerte presencia de acompañamiento y de acogida, pues muchas de estas comunidades están migrando hacia Brasil. Se separan de la familia. Ha habido muchos asesinatos por parte de fuerzas del gobierno y hay una situación muy delicada.
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