Marco Politi: Hay una guerra civil subterránea alrededor del Papa
IRENE SAVIO
20 agosto, 2019
ROMA (apro).- Dentro y fuera de la Iglesia hay en curso una guerra civil subterránea que se cuece en torno a las ideas sociales que defiende el papa Francisco, un conflicto que también se inspira en la propaganda política de los grupos de la ultraderecha estadounidense y europea, un método que está frenando las reformas del argentino y lo ha obligado a limitar sus propuestas.
Esta es una de las reflexiones de Marco Politi (Roma, 1947), veterano vaticanista y autor de un libro de reciente publicación, titulado La Solitudine di Francesco (La Soledad de Francisco), durante una entrevista que concede a Proceso sobre las tempestades que asechan al papado del ex-cardenal de Buenos Aires.
–¿Qué tan grave es este enfrentamiento? –se le pregunta a Politi.
–Francisco ha sido víctima de una campaña sistemática de deslegitimación similar a la que el (movimiento ultraconservador estadounidense) Tea Party desplegó en su momento contra Barack Obama en Estados Unidos. No es la primera vez en la historia que esto pasa, que un papa sufre protestas. Ya ocurrió con Pablo VI e incluso con Juan Pablo II. Sin embargo, como también ha dicho el historiador Andrea Riccardi, nadie como Francisco fue objeto de los virulentos ataques que le han llovido de sus obispos.
–¿Desde cuándo es objeto de esta campaña?
–Desde el Sínodo de la Familia de 2014. Desde entonces se ha producido una escalada de acciones violentas contra Francisco. El primer conflicto se remonta a las propuestas del papa para que los divorciados vueltos a casar pudiesen tener acceso a la eucaristía.
"Eso desató feroces manifestaciones de protesta del sector más tradicionalista contra el papa, que han ido creciendo con el paso de los años: se han producido colectas de firmas contra él, se organizaron encuentros y congresos para dar visibilidad a estos reproches, se le acusó de ser un hereje y que incluso cuatro cardenales llegaron a manifestar su desaprobación en una carta que fue hecha pública. Lo último fue lo del ex nuncio en Estados Unidos, Carlo María Viganò, quien el año pasado pidió que Francisco dimita.
–Y además todo circuló ampliamente en las redes sociales.
–Sí, esa es otra novedad de estos tiempos. La red contribuyó a amplificar estos mensajes, que fueron, insisto, muy violentos. Hace poco un obispo italiano denunció que hay prelados que han llegado a verbalizar que desean que el papa muera.
–¿Estos ataques siguen produciéndose en la actualidad?
–Sí, sobre todo en la red. Lo acusan de haberse desviado de la doctrina tradicional, de las enseñanzas de sus predecesores.
–Francisco tiene enemigos dentro de la Iglesia, ¿pero también fuera?
–Existe, en efecto, una oposición externa a la Iglesia que también está en abierta confrontación con el papa. Esto se debe a que Francisco se mueve en un mundo en el que hay un auge del populismo xenófobo y racista, que hoy gobierna en países como Estados Unidos e Italia.
–¿Cree que los opositores políticos y religiosos de Francisco tienen un diseño en común, o lo único que comparten es su aversión por el papa?
–Existen algunas tramas en común. Por ejemplo, el cardenal Raymond Burke es uno de los líderes de la oposición al papa y a la vez habla muy bien de (el líder del partido italiano de ultraderecha, la Liga) Matteo Salvini.
"El cardenal Walter Kasper, que es uno de los sostenedores de Francisco, ha dicho que el objetivo es que este pontificado acabe pronto y no se vuelva a elegir a un papa como Francisco en el próximo cónclave. Por eso, por una parte, Francisco sufre los ataques del sector tradicionalista de la Iglesia. Por la otra, lo atacan grupos que representan intereses económicos y políticos que ven con malos ojos las denuncias de Francisco sobre la creciente desigualdad socioeconómica que afecta a muchas sociedades en el mundo."
–Otros papas antes de Francisco hicieron denuncias similares. ¿Qué cambia con Francisco?
–Es cierto. El papa puede considerarse en continuidad con la doctrina social de la Iglesia. Ya Benedicto XVI habló de la necesidad de un diálogo con los sindicatos y de que sería necesaria una autoridad financiera mundial para evitar las crisis económicas. Sin embargo, Francisco es radical en su denuncia. Dice sin tapujos que esta economía de las finanzas nos está matando. Y que él está a favor de una economía social de mercado. Su voz, además, es muy escuchada pues es el único líder internacional con cierta autoridad que hay en este momento en el mundo. No es fortuito que Salvini en uno de sus últimos mítines se presentara con un rosario y la Biblia en la mano.
¿Lo puede explicar mejor?
–Pues en Italia los estudios dicen que 30% de los católicos practicantes votaron por la Liga en las últimas elecciones.
–¿Cómo se llegó a esta situación?
–Los católicos se han dividido. Se está librando una guerra civil subterránea en el mundo católico. Por una parte, están los tradicionalistas, los fundamentalistas, los conservadores. Por la otra, está la política reformadora de Francisco.
–¿Esto está ocurriendo en Italia o en todo el mundo?
–En todo el mundo. Una parte de los obispos de Estados Unidos han entrado en conflicto con el papa. Y lo mismo ocurre en América Latina, África y Asia. En los últimos dos sínodos de la familia no hubo una mayoría de dos tercios. Eso puso en evidencia esta fractura, que también saca a la luz que muchos de sus detractores temen que la Iglesia Católica se convierta en una institución sin la estructura fuertemente jerárquica que posee hoy. Su aislamiento es muy evidente también porque muchos de sus sostenedores guardan silencio.
–¿Por qué el papa no reacciona de una manera más determinada? ¿Qué teme?
–El papa hace todo lo posible para que la Iglesia se mantenga unida. Eso se ve también en la prudencia que mantiene en no avanzar rápidamente en (la aceptación de) las diáconas mujeres. Él teme la ruptura y la quiere evitar.
–¿El papa Benedicto XVI es un enemigo del papa?
–No. Benedicto se ha comportado hasta la fecha de manera muy leal. Sin embargo, sus últimas notas sobre la cuestión de la homosexualidad, que alguien le pidió hacer públicas, han sido usadas por los enemigos de Francisco. Esas notas han evidenciado las distancias entre los dos papas, pues Francisco sostiene que una de las causas fundamentales de la "omertà" en los casos de pedofilia clerical ha sido el clericalismo, mientras que Benedicto XVI escribió que se debe a la fragilización de la moral tradicional católica y a la revolución sexual de 1968.
–¿No cree, sin embargo, que el papa subestimó la gravedad de la crisis de los abusos sexuales?
–Más bien diría que la crisis de los abusos nos ha sacado a la luz que los episcopados aún están lejos de la revolución que pretende llevar adelante el Papa argentino. En el comienzo de su pontificado Francisco fue muy duro al mandar a juicio y encarcelar al ex nuncio en República Dominicana Jozef Wesolowski.
"Sin embargo el caso chileno probó claramente que el clero de este país le mintió al papa (sobre las acusaciones por haber abusado y encubierto abusos a menores). Y también es una realidad que 95% del clero mundial aún no ha producido unos lineamientos serios sobre cómo proteger a los menores. Hay poquísimos países, como Estados Unidos, el Reino Unido, Austria, Alemania y Suiza, que han puesto en marcha el servicio de mostradores públicos para denunciar estos abusos."
–¿De esto también es responsable Francisco?
–Si Francisco tiene una culpa, es la de haber dejado pasar demasiado tiempo antes de solicitar que las conferencias episcopales asuman sus responsabilidades. Apenas este año el papa hizo un documento que también castiga a los obispos responsables de abusar o encubrir. Es evidente que si estas últimas novedades, introducidas este año, no se cumplen, pues todo escándalo tendrá consecuencias directas sobre Francisco.
Legionarios
–¿Qué opina de la gestión del papa de los escándalos de los Legionarios de Cristo, que siguen estando en la mira por las múltiples denuncias que hay contra ellos? –pregunta la reportera.
–Creo que el papa hará la limpieza cuando se produzcan escándalos. Sin embargo, creo que el papa y la mayoría de la jerarquía internacional no quieren disolver este movimiento. Dicho esto, yo, como observador, creo que hubiera sido justo disolverlos. Ahora, habrá que ver cómo actúa la conferencia episcopal mexicana. ¿Están poniendo en pie unas líneas guía muy severas que permitan que todas las víctimas denuncien y tengan un seguimiento?
–Usted habló de una guerra civil subterránea. ¿Qué daños está provocando este conflicto? ¿Hay una pérdida de consenso de la Iglesia?
–Sin duda la cuestión de los abusos sexuales ha provocado una pérdida de credibilidad de la Iglesia y ha puesto en entredicho la política de Francisco. Sin embargo, es paradójico que se critique al papa sobre las cuestiones sociales usando los escándalos de los abusos. Esto es un método.
–¿Es decir…?
–Es un método que está usando Steve Bannon (exasesor de Donald Trump). Él argumenta que el papa no está del lado del hombre común, sino que favorece a las élites globalistas y a la vez dice que el papa ha hecho muy poco para combatir los casos de abusos sexuales. Es muy raro que estas corrientes ultraconservadoras usen los escándalos de los abusos a menores para atacar al papa y fragilizar su pontificado.
–¿Quién va ganando este conflicto?
–Nadie ha ganado aún. Las consecuencias de esta guerra civil se verán en el próximo cónclave. El objetivo último es que no haya otro Francisco, sino que el próximo papa sea un moderado, un centrista, no uno de derecha, pero uno más tranquilo que Francisco.
–¿El papa está solo?
–El papa está solo porque sus opositores son muy ruidosos, mientras que los que lo apoyan son muy tímidos. Hay pocos cardenales y obispos que lo defiendan abiertamente. También cuando se produjo el ataque de Viganò no hubo un gran número de cardenales que lo defendieron en la inmediatez. Es algo peligroso que haya una gran masa de obispos que no hablen y tengan miedo de posicionarse. Por eso hablo de la soledad de Francisco.
–A esto se suman sus opositores políticos.
–Sí, como Trump, Bolsonaro, Salvini, los líderes de Polonia, Orbán, Netanyahu… líderes que están contra la doctrina social de la Iglesia y de la integración de los inmigrantes.
–¿Quiénes son sus aliados?
–Pues podría citar a esa parte de la sociedad que rechaza la xenofobia, el populismo, el racismo y la desigualdad. Pero también Francisco ha encontrado un inesperado apoyo en muchos ateos que lo sostienen pues reconocen que sus posturas son justas.
–¿Y el nuevo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador?
–Sí, él, y también el primer ministro de Canadá y se podría también incluir a Macron y a Merkel.
–¿Cuáles desafíos le esperan ahora al papa?
–Hay dos grandes desafíos que tiene el papa. El primero es el plazo límite para que las conferencias presenten sus lineamientos para prevenir los abusos. Ahí tendremos una primera respuesta para entender si la Iglesia está siguiendo la política de tolerancia cero del papa.
"El segundo es la de ver cómo termina el próximo Sínodo Panamazónico, porque ahí se discutirá también el tema de poder ordenar a hombres casados para las comunidades locales de la Amazonia, y de reconocer también un papel de relevancia en la Iglesia de las mujeres. Ahí veremos si los conservadores lograrán de nuevo frenar a las políticas del papa o si Francisco ganará la pugna".
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