"El proceso sinodal representa un kairós para una renovación de toda la vida de la Iglesia"
"Como decía Pablo VI, 'en cuanto institución terrena y humana' la Iglesia está llamada por Cristo a una 'perenne reforma'"
"La renovación de las personas y la reforma de la institución deben ser pensadas como tareas permanentes"
"Cada generación de creyentes tiene la responsabilidad de llevar a cabo esta 'perenne reforma' dejándose guiar por el evangelio y su tradición, por una parte y, por otra, por los signos de los tiempos"
"El principio de accountability, que describe una forma de gobernanza y liderazgo adecuados para nuestra época, reclama ajustes profundos en las formas de proceder a todos los niveles de la vida de la Iglesia"
13.06.2022 José Manuel Vidal
El teólogo Carlos Schickendantz (Córdoba, Argentina, 1957), doctor en Teología por la Eberhard Karls Universität Tübingen (Alemania) e envestigador del Centro Teológico Manuel Larraín de la Universidad Alberto Hurtado (Santiago de Chile) es especialista en el Vaticano II y en las reformas de la Iglesia. Profesor del curso intercontinental 'Discernimiento en común y toma de decisiones en una Iglesia Sinodal', que comienza este mes de julio online, asegura que "el proceso sinodal representa un kairós para una renovación de toda la vida de la Iglesia". Además, exige "una conversión personal" y "una reforma de estructuras, de las diversas formas de proceder en las distintas instancias diocesanas, nacionales y universales", especialmente "el principio de accountability, que describe una forma de gobernanza y liderazgo adecuados para nuestra época, reclama ajustes profundos en las formas de proceder a todos los niveles de la vida de la Iglesia".
¿Por qué hablar de una reforma en la Iglesia? ¿En qué sentido?
En el documento sobre el ecumenismo el Vaticano II recordó una expresión de Pablo VI formulada en 1964: “en cuanto institución terrena y humana” la Iglesia está llamada por Cristo a una “perenne reforma” (UR 6). Por tanto, la renovación de las personas y la reforma de la institución deben ser pensadas como tareas permanentes. Cada generación de creyentes tiene la responsabilidad de llevar a cabo esta “perenne reforma” dejándose guiar por el evangelio y su tradición, por una parte y, por otra, por los signos de los tiempos.
¿Cómo puede contribuir la sinodalidad a una reforma eclesial y que dimensiones incluye?
El proceso sinodal representa un kairós para una renovación de toda la vida de la Iglesia. Incluye una conversión personal de cada una y de todas las personas creyentes y, al mismo tiempo, una reforma de estructuras, de las diversas formas de proceder en las distintas instancias diocesanas, nacionales y universales. En la tarea de renovación no debe escogerse uno u otro aspecto, la conversión espiritual personal o la reforma de la institución. Tampoco debe impulsarse un aspecto primero y dejar el otro para un tiempo posterior. Hay que impulsar simultáneamente los cambios personales y las transformaciones institucionales, incluso jurídicas. Solo así se verifica una renovación profunda y una reforma efectiva y duradera. En particular, el principio de accountability, que describe una forma de gobernanza y liderazgo adecuados para nuestra época, reclama ajustes profundos en las formas de proceder a todos los niveles de la vida de la Iglesia.
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