DIOS VIVE EN LA CIUDAD
Construyendo una red de comunidades
Boletín-5, Julio de 2010
Para empezar el proceso de CEB
VER
¿Por qué son tan pocas parroquias en Monterrey, y en general en México, en donde existen las CEBs, sabiendo que son de una gran riqueza teológica y pastoral y que la V CELAM en Aparecida las recomienda por su importancia? Esta pregunta nos hace preguntarnos sobre las condiciones o exigencias de las parroquias para empezar, o recomenzar, el proceso de la Misión Permanente y construir en ellas redes de pequeñas comunidades eclesiales de base.
Las CEB en Monterrey empiezan a partir de 1979 en la parroquia de San Francisco Javier en Guadalupe, N.L. Sin embargo, y a pesar de estar mencionadas en su propio Plan de Pastoral 2006-2010 (Cf. # 316), las parroquias que trabajan o intentan trabajar con las CEB las podemos contar con los diez dedos de las manos.
PENSAR
Las CEBs no son un movimiento más de la Iglesia que trata de poner atención sólo a un punto de interés de acuerdo a la realidad, sino que trata de abarcar toda la misión del Reino que Jesucristo encomendó a su Iglesia y que la primera comunidad cristiana entendió muy bien: Se reunían en el Templo y en sus casas para escuchar la enseñanza y celebrar la eucaristía, para vivir la fraternidad y la solidaridad según las necesidades de cada uno (Hech 2, 42-46)
Los Obispo de Latinoamérica expresaban muy bien la identidad de las CEBs:
La Comunión Eclesial de Base, como comunidad, integra familias, adultos y jóvenes, en íntima relación interpersonal en la fe. Como eclesial es comunidad de fe, esperanza y caridad; celebra la Palabra de Dios y se nutre con la Eucaristía, culmen de todos los Sacramentos; realiza la Palabra de Dios en la vida, a través de la solidaridad y compromiso con el mandamiento nuevo del Señor y hace presente y actuante la misión eclesial y la comunión visible con los legítimos pastores, a través del servicio de coordinadores aprobados. Es de base, por estar constituida por pocos miembros, en forma permanente y a manera de célula de la gran comunidad. (Puebla # 641)
ACTUAR
Para empezar o recomenzar el proceso de construir una parroquia como una red articulada de pequeñas comunidades eclesiales de base habría que tomar en cuenta las exigencias siguientes:
1) Una conversión personal y eclesial. La primera apunta al corazón, la segunda apunta al Reino de vida y requiere reformas espirituales, pastorales e institucionales (AP 366-367).
2) Somos misioneros no para anunciarnos a nosotros mismos sino para anunciar el Evangelio del Reino (AP 144). Se requiere estar familiarizado con la Palabra de Dios (AP 292)-
3) Asumir la transformación de la parroquia en comunidad de comunidades (AP 172, 179, 309, 150), para que sea una parroquia misionera que llega con creatividad a las multitudes (AP 173, 370).
4) Asumir la opción preferencial por los pobres en dos sentidos: siendo pobre uno mismo como el Maestro (AP 540, 131, 139, 363) y que los destinatarios preferenciales sean los alejados y pobres (AP 179, 307, 310, 362, 393).
5) Tomar en cuenta la realidad eclesial y social de la parroquia como punto de partida para la misión (AP 170, 366, 369, 400, 517-e)
6) Sectorizar la parroquia para luego establecer las CEBs (AP 372) en las casas de los barrios. No podemos quedarnos en el templo (AP 548, 550).
7) Una formación integral, kerygmática y permanente con miras a transformar la sociedad (AP 279-284).
8) La Misión Continental no es temporal sino permanente, hasta la muerte.
9) No sólo participa la jerarquía sino también la vida consagrada y todos los laicos, hasta en las decisiones (AP 371), porque son estos quienes transformarán finalmente la realidad (AP 394)
10) Asumir un método que nos ayude a establecer las CEBs. Se podría utilizar el que viene en Aparecida (AP 278), o bien podríamos usar “Pueblo de Dios en Misión” (AP 30), un método que últimamente ha estado animando a muchas parroquias de nuestra diócesis (AP 30).
ceb.mty@gmail.com
Construyendo una red de comunidades
Boletín-5, Julio de 2010
Para empezar el proceso de CEB
VER
¿Por qué son tan pocas parroquias en Monterrey, y en general en México, en donde existen las CEBs, sabiendo que son de una gran riqueza teológica y pastoral y que la V CELAM en Aparecida las recomienda por su importancia? Esta pregunta nos hace preguntarnos sobre las condiciones o exigencias de las parroquias para empezar, o recomenzar, el proceso de la Misión Permanente y construir en ellas redes de pequeñas comunidades eclesiales de base.
Las CEB en Monterrey empiezan a partir de 1979 en la parroquia de San Francisco Javier en Guadalupe, N.L. Sin embargo, y a pesar de estar mencionadas en su propio Plan de Pastoral 2006-2010 (Cf. # 316), las parroquias que trabajan o intentan trabajar con las CEB las podemos contar con los diez dedos de las manos.
PENSAR
Las CEBs no son un movimiento más de la Iglesia que trata de poner atención sólo a un punto de interés de acuerdo a la realidad, sino que trata de abarcar toda la misión del Reino que Jesucristo encomendó a su Iglesia y que la primera comunidad cristiana entendió muy bien: Se reunían en el Templo y en sus casas para escuchar la enseñanza y celebrar la eucaristía, para vivir la fraternidad y la solidaridad según las necesidades de cada uno (Hech 2, 42-46)
Los Obispo de Latinoamérica expresaban muy bien la identidad de las CEBs:
La Comunión Eclesial de Base, como comunidad, integra familias, adultos y jóvenes, en íntima relación interpersonal en la fe. Como eclesial es comunidad de fe, esperanza y caridad; celebra la Palabra de Dios y se nutre con la Eucaristía, culmen de todos los Sacramentos; realiza la Palabra de Dios en la vida, a través de la solidaridad y compromiso con el mandamiento nuevo del Señor y hace presente y actuante la misión eclesial y la comunión visible con los legítimos pastores, a través del servicio de coordinadores aprobados. Es de base, por estar constituida por pocos miembros, en forma permanente y a manera de célula de la gran comunidad. (Puebla # 641)
ACTUAR
Para empezar o recomenzar el proceso de construir una parroquia como una red articulada de pequeñas comunidades eclesiales de base habría que tomar en cuenta las exigencias siguientes:
1) Una conversión personal y eclesial. La primera apunta al corazón, la segunda apunta al Reino de vida y requiere reformas espirituales, pastorales e institucionales (AP 366-367).
2) Somos misioneros no para anunciarnos a nosotros mismos sino para anunciar el Evangelio del Reino (AP 144). Se requiere estar familiarizado con la Palabra de Dios (AP 292)-
3) Asumir la transformación de la parroquia en comunidad de comunidades (AP 172, 179, 309, 150), para que sea una parroquia misionera que llega con creatividad a las multitudes (AP 173, 370).
4) Asumir la opción preferencial por los pobres en dos sentidos: siendo pobre uno mismo como el Maestro (AP 540, 131, 139, 363) y que los destinatarios preferenciales sean los alejados y pobres (AP 179, 307, 310, 362, 393).
5) Tomar en cuenta la realidad eclesial y social de la parroquia como punto de partida para la misión (AP 170, 366, 369, 400, 517-e)
6) Sectorizar la parroquia para luego establecer las CEBs (AP 372) en las casas de los barrios. No podemos quedarnos en el templo (AP 548, 550).
7) Una formación integral, kerygmática y permanente con miras a transformar la sociedad (AP 279-284).
8) La Misión Continental no es temporal sino permanente, hasta la muerte.
9) No sólo participa la jerarquía sino también la vida consagrada y todos los laicos, hasta en las decisiones (AP 371), porque son estos quienes transformarán finalmente la realidad (AP 394)
10) Asumir un método que nos ayude a establecer las CEBs. Se podría utilizar el que viene en Aparecida (AP 278), o bien podríamos usar “Pueblo de Dios en Misión” (AP 30), un método que últimamente ha estado animando a muchas parroquias de nuestra diócesis (AP 30).
ceb.mty@gmail.com
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