jueves, 17 de febrero de 2011

La Articulación Eclesial

DIOS VIVE EN LA CIUDAD
Construyendo una red de comunidades
N°13, Abril de 2011
La Articulación Eclesial


VER

La Comunión Eclesial ha sido una de nuestras prioridades pastorales. Tan difícil hoy en día debido al fuerte individualismo que domina en general nuestra cultura. Cada una de las personas, pequeñas comunidades, grupos, movimientos, y todos los organismos eclesiales que participan en la pastoral parroquial y diocesana, ¿están en comunión? Los obispos en Aparecida percibieron una gran necesidad de la comunión al afirmar que “una urgencia pastoral de hoy es dar testimonio de comunión eclesial y santidad” (AP 368). ¿Por qué cree usted que se diga urgencia pastoral? Por otra parte, conviene preguntarnos: ¿Qué es la comunión? ¿Qué condiciones se requieren para lograr la comunión?

PENSAR

Si el documento de Aparecida nos decía que los lugares eclesiales para vivir la comunión son la diócesis, la parroquia, las comunidades eclesiales de base, las pequeñas comunidades y las conferencias episcopales (AP 164-183), esto significa que para vivir la comunión es necesario que todos las estructuras y organismos eclesiales estén incluidos y en articulación, es decir, en comunicación como paso previo a la organización y comunión.

San Pablo nos habla del símil del cuerpo (1 Corintios 12, 12-27) en el que nos hace ver la necesaria relación con los hermanos y de que todos son importantes en el cuerpo. Podemos decir que todos los bautizados somos importantes y tenemos una función, un servicio que ofrecer a los demás. En nuestras parroquias existen pequeñas comunidades misioneras pero no para que cada una camine aislada, sola, sino que se articulan entre sí para intercambiar, para planear diferentes acciones. Existe la comunidad de Jesús cuando cada persona participa activamente, poniendo sus talentos al servicio de los demás. Con la articulación se favorece la vida comunitaria.

En Hech 6, 1-7 se nos narra cómo la primera comunidad cristiana se organiza ante los problemas que van surgiendo. Podemos decir que la Iglesia se organiza para continuar la misión de Jesús y esto requiere de la articulación, de la unión y participación de sus miembros, lo que proporciona fuerza para llevar a cabo lo que nos proponemos. Cuando los esfuerzos y capacidades se unen se pueden superar las necesidades o problemáticas que se presenten.

En Jn 17, 21-22 vemos que Jesús oró insistentemente para que todos fuésemos uno. Él sabe que si nos unimos, resolveremos los problemas y necesidades que se nos presenten. Los grupos que existen en la parroquia, en la Iglesia, no deben estar separados o ser una pieza suelta del conjunto. Es necesario unirse y tener metas comunes.

La articulación nos permite conocer y encontrarnos con otros. Nos fortalece y nos enseña a trabajar en equipo, como una gran familia. Entre los frutos que podemos obtener de la articulación en sus diferentes niveles: local, regional, nacional, continental, podemos mencionar los siguientes:
--Contar con espacios de encuentro
--Formar polos de articulación, participación en temas de interés o problemáticas comunes.
--Compartir recursos, de manera especial los relativos a la formación.
--Ser fuente de apoyo eclesial de obispos, presbíteros, religios@s y laicos.
--Canalización a diversas instancias u organizaciones.
--La solidaridad con diversas luchas a favor del Reino de Dios.

ACTUAR

¿Qué tenemos que hacer para evitar una Iglesia desarticulada? ¿Qué tenemos que hacer para evitar una Iglesia centralizada? ¿Qué tenemos que hacer para evitar una Iglesia instalada en la comodidad?

¿Qué tenemos que hacer, y cómo, para mejorar la articulación en todos los niveles eclesiales, y en sus organismos pastorales, de manera que se favorezca la misión y la vivencia de la Iglesia de Jesús?

Agustín de Rem

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