DIOS VIVE EN LA CIUDAD
Construyendo una red de comunidades
N° 13, Marzo de 2011
Perfil pastoral de
Monseñor Romero
Un mensaje para los jóvenes
Yahvé dijo: "He visto la humillación de mi pueblo en Egipto. He escuchado sus gritos cuando lo maltrataban sus mayordomos.
Yo conozco sus sufrimientos,
Y por esta razón estoy bajando, para librarlo
(Éxodo 3, 7-8)
Los jóvenes de hoy
En el ambiente en que vivo es frecuente oír que los jóvenes de hoy son unos vagos que ni estudian ni trabajan. Yo, por mi parte observo que la sociedad actual con los bajos salarios para los trabajadores, hace imposible que el padre de familia pueda costear las altas colegiaturas que exige la educación media y superior de sus hijos.
Es cierto que se les ofrecen oportunidades de trabajar, pero sólo por corto tiempo y cuando se les ofrece un trabajo estable, la remuneración es desventajosa para ellos.
Esta situación y su capacidad para el manejo de la tecnología los convierten fácilmente en presas del crimen organizado.
La situación de el Salvador en la época de Monseñor Romero
El Salvador en la década de 1970 fue una época llena de conflictos sociales efervescentes que desembocaría en una guerra civil debido a un sistema económico, social y político totalmente injusto, opresor y generador de muerte y lo peor del caso, cerrado al cambio.
La pobreza galopante afectó de modo particular a los campesinos y a los obreros.
En esta época sectores de la población comenzaron a organizarse de manera más comprometida con el cambio social y de este modo surgieron las organizaciones populares.
Rasgos pastorales de Monseñor Romero
Inspirado en la Constitución Pastoral “Iglesia y Mundo” del Concilio Vaticano II, Monseñor Romero se esforzó por impulsar una Iglesia con rostro nuevo al servicio del mundo, entendiendo que, como Jesús, su misión era evangelizar a los pobres.
Las palabras del Éxodo que encabezan este artículo le dieron nuevos ojos para ver la realidad. Ahí descubrió, como lo dijeran los Obispos en el documento de Puebla, los rostros sufrientes de Cristo, en particular los rostros de los campesinos y obreros.
Ahí encontró también a las organizaciones populares que luchaban a favor de una vida digna para la mayoría del pueblo salvadoreño.
Al acercarse al mundo de los pobres, Monseñor Romero se comprometió con la defensa de los pobres, como lo había indicado la Asamblea de Medellín.
Para realizarlo hizo denuncias fuertes, sobre todo en contra de la represión realizada por los militares. Las últimas palabras de su última homilía dominical, dirigiéndose a los militares fueron: “En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: ¡Cese la represión...!”
Monseñor Romero utilizó como medio primordial de su opción por los pobres la homilía dominical en la que después de comentar sucesos de la semana, realizaba un estudio profundo de la Sagrada Escritura iluminando esa realidad.
Monseñor Romero se valió de la radio católica YSAX, mediante la cual su palabra llegaba a varios países del continente. Igualmente creó el Socorro jurídico del Arzobispado para la defensa de los derechos humanos.
Monseñor Romero decía: “La dimensión política de la fe no es otra cosa que la respuesta de la Iglesia a las exigencias del mundo real socio-político en que vive la Iglesia”.
Como Iglesia de Monterrey, al ponernos al servicio del mundo desde la opción por los pobres, nos encontramos con el rostro de los jóvenes. El ejemplo de Monseñor Romero nos impulsa a tomar su defensa exigiendo que haya para ellos oportunidad de estudiar, oportunidad de tener un empleo digno y bien remunerado, oportunidades de una sana recreación. Podríamos crear una comisión de derechos humanos de los jóvenes.
El ejemplo de Monseñor Romero nos impulsa a darle a nuestras homilías un enfoque bíblico y una profundidad que ayude al crecimiento integral de los jóvenes.
Como Monseñor Romero, sería bueno que hagamos uso de las tecnologías de la comunicación para acercarnos al mundo de los jóvenes y hablarles en su lenguaje.
Que el reflexionar sobre Monseñor Romero nos dé nuevos ojos para ver la realidad sufriente de los jóvenes.
Pbro. Cosme Carlos Ríos
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