domingo, 31 de enero de 2021

Padre Pedro Pantoja, una vida dedicada a la lucha por por los derechos humanos de los migrantes - asambleanacional.gob.ec

 

Martes, 20 de diciembre del 2016 


El padre Pedro Pantoja, nació en el pueblito de San Pedro del Gallo, Durango (México), en una familia campesina y desde muy pequeño, acompañaba los domingos a su madre, a la cárcel a alimentar a los presos, enseñarles a leer y darles consejo, labor que realizó junto a los padres jesuitas durante 40 años.

A sus 11 años ingresó al seminario jesuita en Saltillo y a los 16 años fue enviado al seminario de Montezuma, en Nuevo México, donde realizó estudios superiores de teología y filosofía mientras trabajaba como trailero. Hoy, a sus 73 años de edad y pese a haberlo visto ya todo, su semblante refleja a un hombre esperanzado, lleno de fe y de una templanza inquebrantable.

Para el Padre Pantoja, todo empezó cuando en 1965, mientras experimentaba, junto a un grupo de seminaristas, lo que era atravesar todo el estado de Arizona e ir a trabajar al “Valle de la Muerte”, para conocer en carne propia lo que era ser “bracero”. Fue ahí cuando conoció al legendario líder César Chávez, quien se enfrentó al sistema norteamericano, en defensa de los derechos humanos de las personas migrantes, y quien marcó definitivamente su camino de lucha.

Pero Ecuador no le es ajeno al Padre Pantoja, y no sólo porque ha socorrido a decenas de ecuatorianos que han intentado cruzar la frontera hacia “el sueño americano”, sino porque en 1969, llegó a nuestro país para estudiar teología social (en la época del surgimiento de la Teología de la Liberación, mientras en Brasil, Paraguay y Bolivia los militares estaban en el poder), haciendo sus primeras prácticas en Santo Domingo de los Colorados; pero en 1970, tras el golpe de Estado dado por el presidente José María Velasco Ibarra, al participar en una revuelta estudiantil, debió huir a escondidas, ayudado por la embajada mexicana. Dos años después, en 1972, ya de regreso en México, se ordenó sacerdote y se licenció en Psicología en la Universidad de Coahuila, obteniendo luego, una maestría en Ciencias Sociales en la UNAM y otra en Ciencias Sociales en la Universidad de Nanterre, en París, donde fue discípulo del filósofo francés Michel Foucault (1981-1982).

Desde ahí no ha parado su más puro activismo práctico y compromiso en la defensa de los derechos humanos de los migrantes de todo el mundo, que escogen la ruta México-EEUU para alcanzar un falso sueño de progreso.

Con algunas de sus historias sobre la mesa, el Padre Pantoja intervino en la Comisión para alimentar con su experiencia, la construcción de la Ley Orgánica de Movilidad Humana que se debate en la Asamblea Nacional, en estos momentos.

Solo hace falta ver su rostro mientras narra dolorosos capítulos vividos en La Casa del Migrante de Saltillo, dando ayuda a tantas víctimas de infinitas formas de violencia, para comprender que el alma de este luchador está puesta en su causa.



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