viernes, 15 de junio de 2012

La democracia no se puede dar sin ti (Taller_DENSIT)

La democracia no se puede dar sin ti
    Reunión del Decanato de San Francisco Xavier / jueves 9 de febrero 2012

El pueblo de México se dispone a vivir una importante jornada cívica el próximo 1 de julio, fecha en que se llevarán a cabo elecciones generales de presidente de la República, de diputados (500) y senadores federales (128). En Nuevo León se renovarán las presidencias de los 51 municipios y los 42 asientos del Congreso estatal.
Basados en la carta pastoral Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos (DEJES) 2000, los obispos de México publicaron un documento donde se aportan criterios claros para ejercer nuestro derecho-deber de votar. El documento se titula Mensaje al pueblo de México. La democracia no se puede dar sin ti (DENSIT) 2000.

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El pueblo de México ha optado decididamente por la democracia como forma de gobierno, preparándose para ella, participando en los procesos electorales, emitiendo y defendiendo su voto, haciéndose más presente en las decisiones de interés común y participando en los cargos de gobierno, pues los años futuros exigen un esfuerzo particular para consolidar un camino donde el Estado sirva a la Nación (DEJES 304). Sólo por ignorancia o por prejuicio puede sostenerse que la fe en Jesucristo deba quedar excluida de una auténtica incidencia en la vida social e institucional de nuestra Nación (DEJES 228).
Existen, sin embargo, todavía fallas que se tienen que superar para llegar a una madurez política y a una democracia plena.
"En nuestro país no está excluido el escenario de una regresión autoritaria, aun por vía electoral. Si bien es importante reconocer la mejora cualitativa que han experimentado algunas de nuestras instituciones democráticas al momento de adquirir una mayor autonomía e independencia respecto del Estado, es también relevante señalar que aún existen deficiencias graves en el reconocimiento efectivo del derecho político al voto libre y secreto" (DEJES 257). "En efecto, aún en ciertos ambientes se realizan prácticas intimidatorias y coercitivas que disminuyen gravemente la libertad en el ejercicio del voto. Más aún, en algunos lugares se reconoce que existe el "voto del miedo", cuando la ignorancia y las múltiples pobrezas de nuestro pueblo son aprovechadas de un modo deshonesto para promover formas diversas de fraude electoral" (DEJES 258). "Es preciso afirmar con toda claridad que colaborar directa o indirectamente con el fraude electoral es un pecado grave que vulnera los derechos humanos y ofende a Dios" (DEJES 259).
Otra de estas fallas es el abstencionismo, que lamentablemente se sigue dando entre nosotros, ya sea por una apatía natural o por la desconfianza de que el voto no sea respetado. Sólo por razones graves una persona se puede abstener de votar. El dejar de votar es una falta grave de responsabilidad y constituye una falta moral.

JUZGAR (DENSIT)
Los valores de la democracia
“En documentos anteriores los obispos han hablado ya de los valores de la democracia. Sin embargo, como lo expresamos en nuestro Proyecto pastoral 1996-2000, hoy, más que nunca, «vemos necesario acompañar e impulsar, desde nuestra misión de pastores, el proceso democrático del país, superando el ambiente sofocante de desconfianza en las instituciones, proclamando los valores de una genuina democracia pluralista, justa y participativa, animando al pueblo hacia un real protagonismo» (n. 112)”
“Una vez más lo decimos: la Iglesia no se identifica con ningún partido político y ningún partido político podría pretender representar a la Iglesia. La Iglesia ofrece a los fieles católicos principios y criterios que dimanan del Evangelio, para que ellos con plena libertad decidan sus opciones políticas. Es más, «una misma fe puede dar lugar a diversos compromisos políticos con los que la Iglesia como institución jamás debe asociarse» (Carta pastoral, 287). No nos debe extrañar, por tanto, que los católicos libremente se afilien a diferentes partidos políticos, conforme a su conciencia”.
Importancia del voto
“En un país donde se aspira a vivir la democracia, los ciudadanos disponen del voto para participar e influir en la conducción de los asuntos públicos. Es también un medio para que los ciudadanos manifiesten su aprobación o desaprobación a sus gobernantes, a los partidos políticos que los respaldan y a los programas que dichos partidos ofrecen”.
“El voto es al mismo tiempo un derecho y una obligación que se deben ejercer con gran responsabilidad y cuidado. Por disposición constitucional, el voto es personal, secreto, consciente y razonado. Cada ciudadano es libre de votar conforme a lo que le dicte su conciencia. No basta, sin embargo, emitir libremente nuestro voto. Para hacer una elección responsable es necesario tener criterios que orienten tal decisión”.
“El voto, como se ha dicho, es libre y no puede inducirse a cambio de dádivas o de ofrecimientos de beneficios posteriores. No se compra ni se vende. Tampoco puede ser «corporativo», es decir, no puede ser comprometido en bloque por los líderes o los sindicatos”.
Ya es tiempo de superar las prácticas viciosas del voto clientelar o corporativo. Menos aún puede ser obtenido a base de presiones o de prácticas intimidatorias o coercitivas, por amenazas y represalias. Todo lo que de alguna manera constituya una forma fraudulenta de obtener el voto, es deshonesto, censurable, y constituye una falta moral grave, pues se manipula a la persona, hiriendo su dignidad, tanto más cuando se especula con la pobreza e ignorancia de las personas. Esta práctica, además, está sujeta a sanciones penales por parte de las autoridades correspondientes.
Para votar responsablemente es necesario conocer y valorar no sólo los programas o plataformas políticas de los partidos, sino la calidad moral de cada candidato: sus antecedentes, su capacidad profesional, su compromiso con los grandes ideales de la nación, su experiencia, su honestidad y la rectitud de su vida personal y familiar.
Hay también algunos asuntos que son fundamentales para el bien de un país y sobre los que es importante saber qué proponen los candidatos para decidir si se les apoya o no con el voto; por ejemplo, si reconocen o no el deber moral de garantizar el derecho inalienable a la vida, desde la concepción hasta la muerte natural; si van a brindar apoyo a la calidad de la enseñanza y garantía efectiva del derecho de los padres a escoger el modelo de educación integral que desean para sus hijos; si aplicarán políticas que favorezcan la libre iniciativa social, oportunidades de trabajo para todos y la moralidad en la vida económica, con una especial atención a los más desfavorecidos de la sociedad: pobres, inmigrantes, ancianos, enfermos. Serían estos, también, criterios para emitir nuestro voto de una manera responsable.
Recientemente en México se ha introducido la práctica de las encuestas para conocer la popularidad y aceptación que los candidatos tienen entre la gente. Esto responde a las técnicas de la llamada mercadotecnia y a estrategias publicitarias en las que se acentúa la imagen o apariencia personal, aun por encima de la verdad.
Esta práctica es válida, siempre y cuando sea realizada e interpretada en forma correcta, ya que se refiere sólo a las tendencias o intención de los encuestados, que pueden cambiar en el momento de votar; la encuesta se limita a un grupo determinado de personas que no necesariamente son representativas de toda la nación; la respuesta a la encuesta puede no ser veraz y el resultado puede ser dudoso, si la metodología no es la adecuada. Se da por hecho que los ciudadanos emitirán su voto inducidos por los porcentajes que se atribuyen a cada candidato, sin considerar los factores verdaderamente importantes que ya hemos mencionado.
Los partidos políticos
Los partidos políticos son las organizaciones que agrupan a individuos con intereses afines, les dan una forma de expresión común, que se traduce en demandas y propuestas de políticas y cambios que debe realizar el Gobierno. La finalidad de los partidos es crear una plataforma de pensamiento (proyecto de Estado), proporcionar a la ciudadanía una formación cívico-política para el logro del bien común y, en último término, alcanzar el poder y traducir en acciones de gobierno las demandas y propuestas de todos los ciudadanos.
La fuerza de un partido está en su capacidad de convocatoria; de dar expresión política al sentir de los ciudadanos, respondiendo a sus necesidades; en su organización, para asegurar la participación de sus afiliados en la toma de decisiones sobre los asuntos públicos y de esa manera participar en la conducción del cambio social. Los partidos políticos son, por ello, los principales protagonistas del proceso electoral.
Una democracia moderna no puede darse sin un régimen de partidos que permita a los ciudadanos hacer sus opciones políticas y elegir entre distintas alternativas de solución a los grandes problemas nacionales. En un país como México, con una sociedad tan compleja y desigual, necesariamente se da un régimen plural de partidos, cada uno de los cuales ofrece diferentes propuestas y busca mantener o conquistar el poder para tener en sus manos las decisiones de gobierno.
Las campañas políticas
Las campañas políticas son todas las acciones que los partidos políticos realizan para conseguir la afiliación de los ciudadanos o al menos el voto en tiempo de elecciones. En este caso su finalidad es dar a conocer los programas de los partidos, su plataforma política (ideas, principios, propuestas) y dar lugar a que los candidatos sean suficientemente conocidos por los electores.
En orden a una elección libre, consciente y responsable, los ciudadanos necesitan conocer a los candidatos, pero no solamente conocer la imagen del candidato a través de los medios, ni dejarse simplemente llevar de las frases o anuncios llamativos en la radio o en la televisión; es necesario además conocer, como ya se ha dicho, sus ideas, sus propuestas, y valorar su capacidad profesional, su experiencia, su honestidad y su compromiso de cara a la nación. En la hipótesis de que un candidato sostenga políticas contrarias a los principios de la ética y la moral, un católico no puede, en conciencia, darle su voto.
Las campañas, como todo el proceso electoral, deben hacerse con apego a la ley, con civilidad, tolerancia y respeto entre los contendientes. Las campañas no deben dar lugar a que los candidatos se vuelvan enemigos irreconciliables, pues ellos deben ser conscientes de que su única aspiración ha de ser el buscar el bien de la nación. La preferencia por un partido o candidato mucho menos ha de ser ocasión de divisiones y rencores entre las familias.
Los medios de comunicación, al influir en la opinión pública, juegan un gran papel en la forma como las campañas se desarrollan. Tienen, por ello, la grave responsabilidad de informar en forma veraz y objetiva sobre los actos de campaña de los candidatos. Es inmoral y deshonesto el que los dueños o directivos de los medios, comunicadores y líderes de opinión manipulen la información para favorecer y privilegiar a un candidato en particular o a un partido.
El buen éxito de las elecciones dependerá de la participación y colaboración responsable de todos, de la conciencia cívica de los ciudadanos, del apego a la ley y del orden que se guarde el día de la votación, evitando cualquier acto de violencia que empañe esa jornada cívica. La paz es un bien superior, que debemos preservar a toda costa, ya que es condición indispensable para la convivencia armónica y el progreso de un pueblo.
Participación de la Iglesia en la vida política del país
«Cuando los obispos hablamos sobre los distintos problemas sociales que afectan a nuestro pueblo, insistimos en que nuestra labor es prioritariamente pastoral y nunca partidista» (Carta pastoral «Del Encuentro...», 285). Nuestra responsabilidad como pastores es hacer ver la relación profunda de la vida personal y social con la moral y la fe. Estas dos realidades forman un todo y no pueden separarse.
La Iglesia «tiene como misión, como derecho y como deber, enunciar los principios éticos básicos que regulan los cimientos y el correcto funcionamiento de la sociedad, en la que los hombres y mujeres peregrinan hacia su destino final» (Juan Pablo II, Mensaje a la Academia pontificia de ciencias sociales, n. 1). Por tanto, la participación de la jerarquía en el proceso electoral se limita a iluminar las conciencias, invitando a la población a vivir los valores de la democracia.
Llamado a los diferentes sectores de la sociedad
A los sacerdotes y religiosos les recordamos que, como pastores, nuestra misión es la de ser signo de unidad y reconciliación en medio de las tensiones políticas. Por otra parte, aun antes de la ley civil que prohibe a los ministros de culto cualquier actividad política partidista, la legislación canónica de la Iglesia nos compromete a ello (Código de derecho canónico, c. 287).
A los colegios y universidades les pedimos que se empeñen más para fomentar los valores morales tan necesarios para una convivencia social justa y armónica, especialmente educar a las nuevas generaciones en una cultura de la democracia participativa que se funda en esos valores.
A los dirigentes políticos los exhortamos a tener presente que la actividad política es un servicio indispensable para la vida democrática del país y la construcción del bien común. Su dedicación al servicio generoso y desinteresado de la sociedad, especialmente de los más desprotegidos, es una tarea muy noble y meritoria. Les invitamos por ello a comprometerse en la vida pública como auténticos constructores de la «civilización del amor».
A los medios de comunicación social los invitamos a realizar su servicio informativo de una manera profesional y apegada a la ética, informando de una manera objetiva, honesta, equitativa y eficaz, cuidando de no convertirse en propaganda manipuladora, que busque favorecer sólo intereses de grupo a costa de los intereses superiores de la nación.
A todas nuestras hermanas y hermanos mexicanos que tienen derecho a votar les pedimos que el próximo 1 de julio acudan a las urnas a depositar su voto, sabiendo que de esta manera están contribuyendo al bien de todos y cada uno de los mexicanos. Actúen con libertad, siguiendo únicamente lo que les dicte su conciencia, en la elección de los candidatos que consideren más idóneos para servir a la nación.
Invitamos a todas las comunidades parroquiales a emprender desde ahora una campaña de oración para pedir a Dios, Padre y Señor de la historia, sabiduría y acierto en la elección de los legisladores y gobernantes para el bien del país.
Pedimos a Santa María de Guadalupe, bajo cuya protección está puesto el pueblo de México, que por su intercesión maternal nos alcance buscar el progreso de la patria por caminos de justicia y de paz.

ACTUAR
¿Cómo podrías difundir el magisterio de nuestros obispos entre los fieles de tu parroquia?
¿Con qué medios contamos a nivel parroquia, decanato y zona para concientizar a nuestro pueblo acerca de su compromiso ciudadano?
¿Hojita semanal? ¿Homilías? ¿Asamblea parroquial, decanal o zonal con el tema de La democracia no se puede dar sin ti?
Mirando hacia el mediano y largo plazo, la coyuntura electoral es una oportunidad para avanzar en la concientización y crear ciudadanía. Pensar en la participación postelectoral (aldeas, eslabones, núcleos; vinculación con OSC; talleres contra la violencia e inseguridad; otros?) 

Del Encuentro con Jesucristo a la Solidaridad con todos

Mensaje al pueblo de México, la Democracia no se puede dar sin ti


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