sábado, 6 de marzo de 2010

LAS CEBs, Desafiadas

Las CEBS. Desafiadas
José Sánchez Sánchez
Cd. Guzmán, Jal. (Año 2009)


El acontecimiento de Aparecida ha sido para la Iglesia latinoamericana y caribeña una ventana abierta al pasado - retomó Medellín y Puebla - y al futuro, porque planteó nuevos desafíos en todos los campos de la vida cristiana y eclesial. Las Comunidades Eclesiales de Base (Cebs.) no son la excepción, al ser retomadas, descubrieron nuevos retos, para vivir la experiencia eclesial que ha sido de una gran fecundidad no únicamente para América Latina, sino para la Iglesia universal, ya que se han extendido a los 5 continentes.

Una mayoría de Pastores y cristianos se han dado cuenta de que Aparecida es una gran oportunidad para renovarse, es el paso del Señor, que no puede ignorarse. La misma Misión Continental a la que han llamado los Obispos en la V Conferencia Episcopal Latinoamericana (DA 362), presenta el más grande desafío de renovación, de replanteamiento de las expresiones, de los métodos, de la formación de los discípulos y discípulas de Jesucristo.

En cuanto a las Cebs., en el VIII Encuentro Latinoamericano tenido en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, del 1° al 5 de Julio del 2008, los participantes vieron la necesidad de “Relanzar las Cebs.”, teniendo en cuenta el apoyo recibido en la Conferencia de Aparecida. Este “Relanzamiento” ha sido asumido en muchas Iglesias del Continente como una experiencia espiritual, en la que el Espíritu llama a vivir una nueva experiencia de encuentro con Cristo, guiados por el Espíritu Santo. Una experiencia teológica, tratando de renovar las concepciones cristológicas, eclesiológicas, teológicas. Una experiencia pastoral, buscando con creatividad renovar las estructuras pastorales, las instituciones para pasar de una pastoral de conservación, a una pastoral misionera.

Todo esto plantea desafíos a las Cebs., que es necesario individuar y dar respuesta. El objetivo del presente artículo es señalar algunos de los retos y sugerir posibles respuestas.

1. DE LO GRUPAL A LO COMUNITARIO.

Lo que el Documento de Aparecida afirma sobre las Cebs., a pesar de dejar de lado muchas cosas importantes, retoma lo que en Medellín se dijo sobre la identidad de ellas: Son “célula inicial de estructuración eclesial, foco de fe y evangelización (Med. 15)”(DA 178). Esto constituye el primer desafío de las Cebs.: Vivir su identidad. Las Cebs. no están en la línea de carismas eclesiales, como los Movimientos o Asociaciones, de los que Aparecida dice: “Los nuevos movimientos y comunidades son un don del Espíritu Santo para la Iglesia (DA 311), “Por su misma naturaleza, expresan la dimensión carismática de la Iglesia…de la cual los movimientos son una expresión significativa (DA 312). Las Cebs. están en la línea de la Iglesia, Sacramento de Salvación, son su dimensión más pequeña.

Se ha repetido en diversos tiempos y lugares que las Cebs. no son un movimiento de Iglesia, sino la Iglesia en movimiento; su identidad eclesial no está en la misma línea de los movimientos, sin embargo, no significa que haya contradicción, sino complementariedad, aunque el modelo de Iglesia que se trata de vivir en ambas experiencias eclesiales es distinto y esto hace difícil la articulación.

La experiencia vivida en las Cebs. en la que se las considera un grupo de reflexión sobre la realidad, iluminadas por la Palabra de Dios, para comprometerse en su transformación, ha marcado su vivencia, de tal manera, que muchos, incluso asesores, las consideran en la práctica como un movimiento o una asociación. En la Conferencia de Santo Domingo, se desdibujó su ser de Iglesia, poniéndolas al mismo nivel que los movimientos. Desde entonces, es difícil para muchos obispos y presbíteros considerarlas como la realización menor de la Iglesia, como un nivel de Iglesia, en comunión con la parroquia y con la Diócesis.

Se necesita creatividad para ensayar diversas formas de expresar esta identidad eclesial de las Cebs., y decisión para pasar de la experiencia de grupos a experiencia de comunidades, especialmente en las grandes urbes en donde urge una diversidad de formas comunitarias, que las haga ser fermento en medio de las masas urbanas. Cada vez aparece más claro que sólo una experiencia de comunidades pequeñas, minorías abrahámicas, pueden ofrecer una vivencia de fe que ayude a encontrar respuestas a los grades problemas que se presentan. La Gran Misión debe partir desde estas pequeñas Iglesias en medio del océano de la gran ciudad.

Hay algunos elementos que habrá que tener en cuenta para reforzar la dimensión comunitaria de las Cebs.:

1. Los servicios y ministerios. La disponibilidad de los miembros de prestar servicios hace que las relaciones en la comunidad sean más profundas. El don de sí mismo se muestra en el servicio, sobre todo a los más pobres.

2. La autoridad ejercida como servicio. El ministerio de la coordinación en una comunidad es indispensable, pero tiene que ejercerse al estilo de Jesus, como servicio. Podemos decir que donde inicia el poder opresor, termina la comunidad.

3. El respeto a la diversidad. En la comunidad, todos los miembros tienen carismas que deben poner al servicio de los demás. El respeto a la diversidad de carismas hace que todos se sientan participantes y miembros propios de la comunidad. El carisma de la coordinación no es concentración de los servicios, sino la capacidad de la coordinación de los carismas. Como dicen los Obispos brasileños: la coordinación no es la síntesis de los carismas, sino el carisma de la síntesis. Además la diversidad debe existir en las diversas formas de comunidad. Los diversos contextos y circunstancias piden que se vivan diversas experiencias en donde se viva la comunión, que es el rostro de la Iglesia de Jesús, vuelto al mundo.

4. La fiesta, que es el espacio donde se recrean las relaciones de fraternidad. La fiesta de la comunidad es el hoy permanente de la Resurrección de Jesús, de su glorificación como Mesías de Dios. La Eucaristía es el banquete que celebra la Iglesia, en donde se recrea la Iglesia. Es la fuente y el culmen de la vida fraterna.

El documento de Aparecida propone otras formas de “pequeñas comunidades”, pero no deja muy clara su identidad, no aparece con precisión a qué se refiera la expresión (DA 180). En los números 307-310, que hablan de “pequeñas comunidades eclesiales”, parece referirse a las Cebs., porque las características que les atribuye son las mismas de las Cebs. en los números 178- 179. Esto hace pensar que quiso evitarse el llamarlas “Comunidades Eclesiales de base”. Mons. Gualberti, Obispo participante en la V Conferencia, al preguntársele qué designa el documento con “pequeñas comunidades eclesiales, o nuevas comunidades”, contestó que él mismo no tiene claro y lo más probable es que la Comisión de redacción, quiso evitar el nombre. Esto crea una confusión y hace que la identidad eclesial de las Cebs. quede desdibujada ya que a cualquier grupo se le pueda llamar “pequeña comunidad”.

2. SEGUN EL MODELO DE LAS COMUNIDADES PRIMITIVAS.

Siempre se ha dicho que las Cebs. son un modelo de Iglesia inspirado en las comunidades cristianas primitivas. El documento de Aparecida afirma: “Ellas recogen la experiencia de las primeras comunidades, como están descritas en los Hechos de los Apóstoles (Cf. Hech 2,42-47)” (DA 178). De ellas se afirma en un sentido más específico que son apostólicas, porque están llamadas a vivir ciertas características de las comunidades apostólicas, que las hacen reinventar el modelo neo-testamentario de Iglesia. Estas vienen a constituir el paradigma de la Iglesia de todos los tiempos.

En la medida que las Iglesias local viven las notas - características - de las Iglesia de los primeros tiempos, viven la apostolicidad, cuya columna vertebral es la sucesión apostólica, que no consiste en la posibilidad de elaborar la lista de los obispos desde los apóstoles hasta el presente, sino en que estos pastores han sido y son los responsables de la apostolicidad de sus Iglesias. Los pastores son los primeros responsables de que la Iglesia viva según el modelo de la Iglesia de los Apóstoles.

Las Cebs. inspiradas en la vida de las comunidades apostólicas, son comunidades que viven otras dimensiones además de las contenidas en el credo niceno-constantinopolitano: una, santa, católica y apostólica. Son comunidades pequeñas, que desde los excluidos de la sociedad tratan de vivir el proyecto de Jesús. Viven un proceso diferenciado, plural, pero en comunión. Son comunidades insertas en el contexto histórico social, son comunidades en conflicto, perseguidas. En ellas se trata de servir a través de los ministerios laicales, con autoridad compartida. Son proféticas, solidarias, misioneras, comunidad-familia-casa de Dios. Las Cebs. reviven sobre todo la dimensión de “La Iglesia en las casas”, que era la extensión de las comunidades apostólicas.

Este modelo de Iglesia que revive en las Cebs. se debe tener muy en cuenta cuando se trata de la relación con la parroquia, que es un nivel de Iglesia que por su origen, - en la mayoría de los casos,- vive otro modelo de Iglesia: el de cristiandad: cultual, centralista, de administración, no misionero. Es por esto, que la parroquia trata de asimilar las Cebs. a este estilo y considerarlas otra asociación o movimiento más de su estructura pastoral. Algunos teólogos y pastoralistas consideran que articular la Ceb. a la parroquia, es llevarla a perder su identidad, es “parroquializarla”, lo que significa, incorporarla a la estructura centralista y clericalista de la parroquia.

También se debe tener en cuenta que hay movimientos que, hablan de formar comunidades, incluso de sectorizar la parroquia, pero en realidad no logran sino ser una estructura de organización pastoral, para una mayor eficiencia en la ejecución de las decisiones que se han tomado de una manera centralizada. No son una experiencia comunitaria de Iglesia en la base, de comunidad de discípulos de Jesús.

Las Cebs. no pueden ser una Iglesia independiente, separada de los otros niveles de Iglesia: la parroquia y la diócesis. Pero en la articulación con ellos, deben ser cuidadosas de su ser de “Iglesia sacramento” y deben hacer lo posible para que se les respete como Iglesia de Jesús en la base del pueblo. La articulación de las Cebs. entre sí y ser tomadas en cuenta en la coordinación pastoral, puede hacer que la parroquia sea una “Comunidad de Comunidades”. Esto será posible en la medida en que se trate de vivir en la parroquia otro modelo de Iglesia: descentralizado, con rostro laical, misionero, dialogante, respetuoso y abierto a los problemas de los hombres y mujeres del mundo de hoy. Esto es algo de lo que los Obispos llaman “Conversión pastoral”, un cambio de las estructuras e instituciones pastorales, más dialogantes, más participativas, más descentralizadas.( Cf.DA 367, 370).

En una parroquia Comunidad de Comunidades puede haber movimientos y asociaciones, pero deben de estar articuladas en otro nivel de identidad eclesial que las Cebs.

3. MISIONAR DESDE LO PEQUEÑO.

La Misión de la Iglesia debe partir desde lo pequeño, desde los pobres, desde las periferias. Las Cebs. están llamadas a ser sujeto privilegiado de la Misión.

En ellas los miembros tienen que salir, no quedarse con los mismos de siempre, con los que están cerca, sino ir a los que están alejados, a los que no vienen. Y en esta salida, se tienen que ensayar, con creatividad, nuevos modelos de Comunidad. Tienen que ir en busca de las ovejas perdidas: pobres, drogadictos, presos, madres solteras, familias desintegradas, niños y niñas de la calle… Se tiene que llegar a ellos no con una actitud de condena, no pretendiendo llevar adelante una campaña de moralización, ni echándoles en cara su situación, sino con actitud de apertura, de diálogo, de escucha, de amistad. No tanto de enseñar doctrina, ni de imponer obligaciones y estructuras, sino buscando el bien y la paz de las personas.

El testimonio debe ir por delante; más que las palabras, el testimonio de una vida de servicio y de compromiso por el Reino de Dios es el que va a convencer a los demás y convencerlos de participar en la comunidad de los discípulos y discípulas de Jesús.

El método no puede ser proselitista: interesándose sólo de aumentar el número de los cristianos; ni impositivo: imponiendo sólo normas y costumbres morales; apologético: debatiendo a los interlocutores y tratando de convencerlos de que están en el error.

La creatividad es una de las actitudes más necesarias en la Misión. Hay que imaginar caminos nuevos, no recorridos anteriormente. El soñar es el primer paso para poder avanzar, el que no sueña, no es capaz de lograr nuevas metas. El centro de la Misión no es la Iglesia, sino el Reino de Dios. Esta creatividad es necesaria sobre todo en las ciudades donde los retos que se presentan son más variados y difíciles. El modelo de comunidades urbanas no puede ser el mismo que las rurales, y éstas que el de las parroquias de ciudades medias en donde el sustrato de la religiosidad popular está todavía vivo.

4.- SALIR DE LA BURBUJA.

Otro de los desafíos que se presentan con urgencia a las Cebs. es el de su proyección en la sociedad, el de su compromiso social. En el pasado encuentro nacional, en el diagnóstico que los participantes hicieron de las Cebs., apareció que la mayoría de las acciones que realizaban se ubicaban en el campo eclesial y que el campo social y político estaba descuidado. Las acciones que más se realizaban quedaban en el campo asistencial, pocas en el promocional, menos en el ciudadano y en el político, éste casi exclusivamente en tiempo de elecciones. Se puede decir que muchas Cebs. viven dentro de una burbuja eclesial. De aquí que el desafío consista en romper esa burbuja eclesial y proyectarse en lo social y político. Esto quedó confirmado en una investigación de campo que se hizo en la segunda mitad del 2008.

El documento de Aparecida concibe la Misión al servicio de la vida digna. Al constatar la realidad de pobreza del continente, resalta el contraste de ésta con el Reino de Dios; estas condiciones contradicen el Reino de vida, que es incompatible con las situaciones inhumanas en la que vive la mayoría (DA 358). “El contenido fundamental de esta misión, es la oferta de una vida plena para todos” (DA 361). Por esto los Obispos afirman que “Necesitamos que cada comunidad cristiana se convierta en un poderoso centro de irradiación de la vida en Cristo” (DA 361). Descubren los Obispos que es necesaria la colaboración para “organizar estructuras más justas en los ámbitos nacionales e internacionales. Urge crear estructuras que consoliden un orden social, económico y político en el que no haya inequidad y donde haya posibilidades para todos. Igualmente se requieren nuevas estructuras que promuevan una auténtica convivencia humana” (DA 384).

La opción por los pobres no ha perdido su actualidad y urgencia, porque ahora es más necesaria que antes ya que hay más pobres cuantitativa y cualitativamente. “La Iglesia está convocada a ser abogada de la justicia y defensora de los pobres” (A 395)

Las CEBs. han sido la expresión clara de la opción evangélica por los pobres, que no tiene que quedarse en declaraciones o discursos, sino debe llegar hasta las acciones y estructuras sociales. Por tanto, las Cebs. tienen que comprometerse en la transformación de las estructuras, no sólo realizar acciones asistenciales y promocionales, sino también de construcción de la ciudadanía, a través de las organizaciones ciudadanas. Deben ser luz, sal y fermento en medio del mundo civil y político. Este trabajo es permanente, no únicamente de ciertos tiempos.

Es necesario abrirse a los nuevos caminos de la política, que no es sólo partidista, sino también ciudadana. En este campo no hay límites de participación, siempre y cuando se busque la justicia, la igualdad, la defensa y promoción de la dignidad humana. También en este campo social es necesaria la creatividad en la búsqueda de la diversidad de caminos: economía solidaria, consumo responsable, ecología, atención a migrantes, defensa y promoción de los derechos ciudadanos… tratando de formar redes.

Muchos cristianos han dado testimonio de su compromiso social y cristiano hasta la represión, la cárcel y la muerte. En las Cebs. se debe seguir acompañando a estos cristianos y cristianas que tienen el carisma de la participación social y política.

CONCLUSIÓN.

Las Cebs. conservan su actualidad, no han pasado de moda, como suelen algunos afirmar; pero en el cambio de época, en la situación de globalización, por el cambio de condiciones, urge replantearse con creatividad los nuevos caminos, las nuevas formas en que hay que vivir hoy la Iglesia de Jesús desde la base. Hoy más que nunca se necesita una actitud de apertura al mundo y de servicio al Reino de Dios que es de vida digna para todos. Las Cebs. están retadas.

JOSE SANCHEZ SANCHEZ
CD. GUZMÁN, JAL.

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